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Detector de Mentiras

Cómo una carta a Santa Claus puede revelar el mejor camino contra las 'fake news'

Aprovecha las festividades de fin de año para comprobar si tus niños saben identificar contenidos engañosos sin dejar de creer en Papá Noel. En esta edición de la columna "Crónicas de la desinformación" te contamos una historia real y reciente sobre este tema.
Publicado 24 Dic 2023 – 09:02 AM EST | Actualizado 24 Dic 2023 – 09:02 AM EST
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"Juan es la prueba viva de que la educación mediática es la salida definitiva en la lucha contra las noticias falsas". Crédito: Arlene Fiorvanti Müller.

Hace poco menos de un mes, un niño latinoamericano que acaba de aprender a leer y a escribir compartió conmigo la carta que él había preparado para enviar a Santa Claus este año. Me pedía que revisara su texto para saber si había quedado clara la lista de regalos (tres) que él esperaba recibir y los motivos por los que él pensaba que se los merecía.

Pero ¿qué tiene que ver esta historia con la desinformación? Mucho. Su desenlace coincide 100% con lo que yo –una periodista de 43 años de edad– espero que Papá Noel nos traiga a todos esta Nochebuena. Hablo de una capacidad más desarrollada para identificar información falsa. Algo vital para un 2024 con más de 80 elecciones en todo el mundo.

El texto del pequeño Juan (nombre ficticio que escogí aleatoriamente) cubría una hoja de papel A4 blanca y mezclaba letras cursivas aprendidas en la escuela con caligrafía mecánica, aquella que él ve con gran frecuencia en los teléfonos celulares, videojuegos y ordenadores a su alrededor. Las líneas, como uno puede imaginar, no eran rectas. Unas subían cuesta arriba y otras bajaban casi al pie de la página. Pero Juan no estaba preocupado con el diseño. Quería saber sobre la calidad de su contenido.

"Hola, Santa Claus. ¿Cómo estás? ¿Y los renos?", empezaba el jovencito en su idioma, el portugués. "Este año, mi padre me dio una nota 9.8 como hijo. No he sacado un 10 porque todavía no sé dormir solo en mi cama".

Era una buena entradilla. Juan sonaba educado y traía datos objetivos y completos sobre el tema. También subrayaba de forma clara la fuente de donde procedía su calificación. Le pregunté, entonces, si su papá estaba de acuerdo con que él le contara a Santa Claus lo de la nota y le expliqué que, a veces, tenemos informaciones off the record (confidenciales) que no pueden ser compartidas con el público en general. Juan rió y me confirmó que su 9.8 no era un secreto. Era un on the record, como a los verificadores de datos nos gusta.

En seguida, mi pequeño amigo listaba los tres juguetes de sus sueños: unos patines, un videojuego y una colección de libros. Le pregunté si creía que Santa Claus conocía el videojuego solo por su nombre y si no pensaba que sería bueno añadir a la carta el nombre del autor de los libros que quería. "Vamos a darle al viejito más información. Cuanto más él sepa sobre lo que tú quieres, más baja es la probabilidad de que se equivoque". Juan entendió perfectamente el concepto de contexto y se puso a reescribir aquel párrafo.

El texto terminaba de forma cordial, deseando Feliz Navidad a la familia de Santa Claus. Sugerí que Juan añadiera su dirección y código postal. "Imagínate qué difícil es para Papá Noel no confundirse de casa". A Juan le pareció perfecto.

Fuimos entonces a la oficina de correos. Compramos los sellos necesarios para enviar la carta a Laponia y salimos a tomar un helado. Juan estaba seguro de que su mensaje había sido claro y que Santa Claus no le fallaría.

Al día siguiente, sin embargo, le llegó a casa una carta firmada por Papá Noel. Y se puso muy nervioso. "¿Qué habrá pasado?", repetía Juan mientras abría el sobre. Me quedé helada. ¿Dónde habríamos fallado?

Puesto que Juan acaba de aprender a leer, le dejé que revisara el texto solo. Le pedí, sin embargo, que me leyera las partes más importantes –ya pensando en cómo escribir una segunda carta.

Fue entonces cuando Juan sonrió y soltó la siguiente frase: "Tía Cris, esto es una fake news. Esta carta no viene de Santa Claus. Fijáte: no pone fecha, no pone mi nombre como destinatario, no está firmada a mano y, además, trae un hashtag que vi el otro día en una tienda de ropa. Podemos ignorarla".

Lo abracé con una mezcla de sentimientos. Con sus ocho años de edad, Juan no había dejado que sus sentimientos y emociones nublaran su entendimiento. Derrotó su miedo y ansiedad iniciales para revisar la supuesta carta de Papá Noel de forma objetiva. Con esto, había sido capaz de detectar el engaño y de listar los fallos presentes en aquel documento falso. También supo decir que tenía una posible conexión con una campaña de internet. El uso del hashtag lo había revelado.

Es verdad que Juan lleva toda su vida escuchándome repetir sobre cómo las noticias falsas son dañinas y cómo es importante verificar los contenidos antes de reaccionar a partir de ellos. Para mí, sin embargo, Juan es la prueba viva de que la educación mediática es la salida definitiva en la lucha contra las noticias falsas. Les invito a creer en la fuerza de este movimiento y a plantar pequeñas semillas en sus casas.

Que 2024 sea el año en que será más difícil engañarnos.

Cristina Tardáguila es fundadora de Lupa y consultora de investigaciones de DDIA.org.

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