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Detector de Mentiras

Trump y la retórica violenta: cuándo es mejor aplicar el silencio estratégico

La frase de Trump sobre un posible "baño de sangre" en Estados Unidos en caso de que él no resultara electo fue difundida por al menos 1,392 cuentas en Facebook que se identifican a sí mismas como medios de comunicación y cuyos seguidores suman millones de personas. En esta columna de "Crónicas de la desinformación" reflexionamos sobre esa cobertura.
Publicado 24 Mar 2024 – 10:13 AM EDT | Actualizado 24 Mar 2024 – 10:13 AM EDT
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"La prensa tiene responsabilidad por lo que amplifica". Crédito: Arlene Fioravanti Müller.

En las disputas de la vida, sea en una discusión callejera o en una guerra entre naciones, el lado que da las cartas e impone el rumbo de los eventos es el que lleva la ventaja. El que simplemente reacciona ante esas acciones suele estar detrás, gasta energía —una y otra vez— para simplemente recalcular su ruta, sin poder liderar la historia.

Traigo este razonamiento de carácter casi militar para la columna de hoy para reflexionar sobre la cobertura que la prensa —sobre todo la estadounidense— hizo del comentario del expresidente Donald Trump sobre un posible baño de sangre en Estados Unidos si él no es electo para ocupar la Casa Blanca en las elecciones de noviembre.

En este caso, Trump es el que pone las cartas. La prensa, boquiabierta ante esa frase, pasó días intentando entender lo ocurrido, sin reaccionar. Es hora de que algunas tácticas utilizadas por los verificadores de datos contra los grandes desinformadores del mundo se apliquen ampliamente. Hablo (una vez más) del silencio estratégico.

Tras las elecciones presidenciales de 2016, los periodistas aprendieron que Trump había sabido jugar muy bien con el poder de amplificación que dan los medios de comunicación. En la campaña que hizo aquel año, el republicano vio que con posiciones controversiales —entre estas la frase que trataba a los mexicanos como criminales— generaba espanto y terminaba ganando espacio en los noticieros del planeta.

En diciembre de ese año el autor e investigador Tom Rosenstiel escribió que Trump había sido capaz de sacar a la prensa de su eje, a la que demonizó, y que Estados Unidos necesitaba recuperar el periodismo vigilante (watchdog, en inglés) capaz de cubrir lo que es realmente importante.

A menos de ocho meses de las elecciones de 2024, es vital reflexionar sobre ese aprendizaje y pedir a la prensa que no caiga en el mismo error: que no deje que Trump use sus espacios para promocionar sus ideas violentas y antidemocráticas.

Analicemos desde muy cerca la cobertura del mitin que el republicano hizo en Ohio el pasado 16 de marzo. El evento, por sí solo, no tenía nada de especial. No generaría titulares de impacto ni merecería una cobertura nacional si no fuera por el hecho de que Trump, una vez que subió al escenario, pronunció dos frases efectistas. Dijo claramente que en algunos casos los inmigrantes no son personas y, de forma un poco confusa, que podría haber un baño de sangre en Estados Unidos si el presidente Joe Biden fuera reelecto.

A lo largo de la semana, muchos han sido los programas de televisión, los periódicos y webs en los que especialistas de todos los tipos salieron intentando entender exactamente lo que el expresidente había dicho. Para unos, aquella frase sobre un "baño de sangre" había sido una mezcla de amenaza, convocatoria y previsión. Para otros, sólo una referencia a lo que puede pasar a la industria automovilística si él no vuelve a la Casa Blanca, pues justo antes había hecho una crítica a supuestos planes de China para fabricar autos en México y venderlos a los estadounidenses.

La verdad es que la real intención de su frase poco importa para el punto que quiero debatir aquí. Creo que no hace falta ningún otro dato, ninguna otra comilla ni ningún otro titular para saber que Trump tiene una forma violenta de hablar y que eso encuentra amplio espacio en la sociedad estadounidense. Allí está la invasión del Capitolio para probarlo, por ejemplo.

Así que propongo —una vez más— que la prensa pase a aplicar de forma inteligente y bien fundamentada el silencio estratégico; que tenga métodos (y personas preparadas) para detectar cuando un político (sea Trump u otro cualquiera) está buscando volverse noticia y que, entonces, conscientemente opte por callar.

La idea puede parecer rara al principio. Pero el trabajo de la prensa no puede ser la taquigrafía (la reproducción de todo lo que uno ve y escucha). La prensa tiene responsabilidad por lo que amplifica y debe siempre ofrecer a la audiencia el hecho acompañado de análisis y ponderación.

Pero datos extraídos de CrowdTangle, herramienta de Meta que permite analizar posts hechos en Facebook, indican que entre el 16 y el 21 de marzo la prensa mundial colaboró más para que la idea de un posible baño de sangre se amplificara que para que fuera enterrada y olvidada.

Una búsqueda con la expresión "baño de sangre" —en español y en inglés— en CrowdTangle revela que, en las 120 horas (cinco días) que siguieron al mitin en Ohio, hubo más de 51 publicaciones en Facebook por hora sobre el tema. Esto es casi una por minuto, todo un éxito para un evento político que de otra manera no tendría mucha trascendencia.

Cuando medimos la participación de la prensa, observamos que más de un tercio (37%) de las 3,688 páginas o perfiles únicos de Facebook que publicaron sobre el "baño de sangre" mencionado por Trump estaban registrados en la red social como "medios de comunicación" (en un total de 16 categorías que van desde periodistas, periódicos, canales de televisión y radio, portales de noticia y agencias de prensa hasta bloggers y productores de contenidos para redes sociales). Entre estos, varios conectados a marcas poco conocidas, muy poco fiables y/o altamente polarizados.

En 1,392 páginas de Facebook clasificadas como medios y administradas desde 60 países, se publicaron 2,222 posts con las palabras "baño de sangre", lo que significa que la frase de Trump puede haber tenido una distribución masiva, pues la suma de los seguidores de esas páginas es de más de 2,500 millones. En ese universo, están 1,153 páginas de medios administrados desde Estados Unidos y seguidas por nada menos que 1,800 millones de usuarios de Facebook. No es posible saber cuántas de esas personas comparten la visión de Trump y cuántas la critican. Lo que está claro es que fueron expuestas a ella.

De los diez contenidos más compartidos en la plataforma durante las 120 horas que fueron analizadas para esta columna, uno está en español y nueve en inglés. El mensaje más repetido que aparece en español dice que "Donald Trump arremete contra los inmigrantes y pronostica un 'baño de sangre'", sin ningún matiz o ponderación.

Entre las demás publicaciones en español, llama la atención una que aparece rodeada de emojis. "🩸Donald Trump advierte de un posible «baño de sangre» 👉". El usuario que hace clic en el enlace que acompaña esta publicación (omitido aquí para evitar su amplificación) encuentra un artículo que también utiliza un tono claramente alarmista y que sólo repite la "sombría advertencia" realizada por el republicano durante el mitin en Ohio.

Entre los verificadores de datos, este tipo de post —republicado al menos diez veces en Facebook en el periodo analizado— suele ser clasificado como un clickbait (ciberanzuelo), estrategia que busca ganar clics a partir de un contenido con títulos sensacionalistas muchas veces engañosos.

Y no es para eso que los medios de comunicación deberían estar. La prensa debería esforzarse por recuperar el liderazgo en situaciones difíciles y saber cuándo silenciar es más responsable y conveniente que ganar un simple clic.

Cristina Tardáguila es fundadora de Lupa.

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