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Motín

La mayor masacre carcelaria de EEUU llega a los Óscar: así la cuenta un hispano testigo de aquella violencia

Attica, la cárcel donde se produjo el motín más sangriento de la historia estadounidense, es un documental nominado al Oscar en el que se destaca la oscuridad que rodea todavía lo ocurrido en esa prisión, donde había una gran proporción de reos hispanos.
Publicado 27 Mar 2022 – 10:11 AM EDT | Actualizado 27 Mar 2022 – 02:12 PM EDT
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Los presos recluidos en Attica se levantaron para denunciar las malas condiciones en el penal y el maltrato de las autoridades. Crédito: Bob Schutz/AP

“Había 25 policías de cada lado con bates y palos y yo tenía que correr en medio de estos guardias. Me daban en la cabeza, en la espalda, en las costillas, las manos, las piernas. Y me caía, pero me levantaba y seguía pa’lante, cojeando con un dolor tremendísimo.”

Jorge Nieves, uno de los sobrevivientes de la masacre carcelaria más sangrienta de Estados Unidos, recuerda en entrevista con Univision Noticias su experiencia en Attica, la famosa cárcel en una zona rural del estado de Nueva York cuyo nombre se convertiría en sinónimo de violencia y excesos policiales.

Era el 13 de septiembre de 1971 y fuerzas policiales entraron a fuego a recuperar el recinto tras cuatro días en control de reos amotinados. Eran días de la primera presidencia de Richard Nixon, quien llegó al poder montado en un discurso de “ley y orden” que prometía mano dura contra la delincuencia. Lo sucedido está contado en un documental llamado Attica.

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Al menos 8 muertos y varios heridos tras un motín en una prisión de México


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Nieves es parte de las voces que reconstruyen aquellos eventos en la obra de Stanley Nelson y Traci A. Curry, que está nominada a un Óscar en la ceremonia de premios del cine que tendrá lugar este domingo en Hollywood.

En Attica hubo 39 muertos por heridas de bala, 10 de ellos fueron los guardias tomados como rehenes por los encarcelados para forzar una negociación. Además, hubo cientos de heridos y duras represalias contra los amotinados.

“Ellos entraron pegando tiros. Había mucho humo en la yarda (el patio). ¿Qué clase de razón tú tienes para empezar a dar tiros cuando ni ves quién viene hacia ti? Tiraron balas y balas. Por eso mataron a los hostages (rehenes) porque no sabían quién era quién”, recuerda Nieves.

Attica: una historia de latinos discriminados y politizados

Lo que Nieves contó a Univisión Noticias es una fracción de los abusos que sufrieron cerca de 1,300 reclusos, en su gran mayoría afroamericanos y latinos, a manos de la policía estatal de Nueva York tras la insurrección de cuatro días con la que querían denunciar unas pésimas condiciones carcelarias.


Nieves, nacido en una comunidad puertorriqueña de Nueva York, había sido encarcelado por un asesinato que, asegura él, realizó en defensa propia, con apenas 14 años de edad. Llegaría a Attica con poco más de 20 años tras un traslado entre cárceles.

Sus vivencias durante la rebelión hicieron que fuera uno de los testigos en una demanda contra el estado de Nueva York que duró casi 30 años y que culminó en el año 2000 en un acuerdo por 12 millones de dólares, una suma considerada irrisoria por los abogados, dado el gran número de víctimas.

Según algunas fuentes, los puertorriqueños representaban un 9% de los presos en Attica, aunque hasta ahora poco se ha difundido sobre el papel que jugaron los latinos en los eventos.

En un libro publicado en 2016 llamado Sangre en el Agua: El Levantamiento de la Cárcel de Attica de 1971 y su Legado ( Blood in the Water: The Attica Prison Uprising of 1971 and Its Legacy) ganador del prestigioso premio Pulitzer, la historiadora Heather Ann Thompson documentó la discriminación a los que eran sometidos los presos de habla hispana.

Thompson, quien asesoró al equipo del documental, resaltó el rol que jugaron miembros de los Young Lords -un grupo puertorriqueño independentista considerado radical- en organizar a los presos, asegurar la traducción al español de las negociaciones entre insurrectos y autoridades carcelarias que se llevaron a cabo en los días previos a la masacre, e incluir demandas de los detenidos de habla hispana, como el acceso médico y una biblioteca en español.

No solo el acceso a cuidados médicos era deficiente para los latinos, sino que las barreras del idioma a menudo significaban que los presos de habla hispana sufrieran peores castigos por no entender el reglamento e impedían que llegaran cartas y publicaciones en español por correo postal.

Los puertorriqueños veían obstruidas las visitas de seres queridos. Según Thompson, más de un 25% de los presos puertorriqueños estaban en matrimonios de hecho, por lo que las autoridades no reconocían el derecho de esas parejas.

Para Nieves, ese tipo de “abuso” era de los más indignantes. “¿Si tengo una novia y ella se embaraza y yo caigo preso, ella no puede ir a verme? ¿Porque según la ley de la prisión ella no está casada conmigo?”, recuerda.

Los latinos también jugaron un papel en la mesa de negociaciones. Uno de ellos fue el difunto congresista republicano, Herman Badillo (1929-2014) quien integró el grupo de mediadores. Badillo fue el primer congresista de origen puertorriqueño en la Cámara de Representantes.

Attica, un episodio conocido, pero mal documentado

El levantamiento y la retoma de Attica es un episodio mal documentado de la historia de Estados Unidos. Y en algunos pasajes, intencionalmente distorsionado.

El día de la masacre, las autoridades carcelarias anunciaron públicamente que los guardias tomados como rehenes habían sido “degollados” por los propios presos y hasta que uno de ellos había sido castrado.

La falsa noticia fue publicada por la prensa. En palabras de la abogada Margaret Ratner Kunstler: “Hicieron una declaración falsa. Y una declaración salvaje y atroz quedó grabada en la mente de la gente”.

Pero las autopsias revelaron que los 10 guardias habían muerto en manos del propio Estado en el tiroteo en el que degeneró la operación para retomar el control de la cárcel.

Joe Heath, uno de los abogados del caso que figura en el documental, señaló a Univisión Noticias su campaña por hacer públicos los expedientes.

“Todavía no nos quieren decir que pasó allí dentro. Eso nos dice lo terrible que fue”, afirma Heath, haciéndose eco de las quejas que las últimas cinco décadas han expresado familiares de las víctimas y abogados por igual.

Gran parte de los archivos del caso no están accesibles y la historiadora Thompson considera que eso es una barrera a la verdad. Ella asegura haber tenido acceso a algunos documentos que luego fueron retirados del ojo público.

El estado de Nueva York nunca asumió su responsabilidad por la masacre. Y hasta la fecha, ningún policía ni autoridad ha sido sancionado.

Por eso, según el abogado Heath, el estado debe “reconocer los hechos históricos, pedir perdón a las familias y abrir todos los archivos”.

El racismo en Attica y el sistema carcelario

Los expertos – tanto en el documental como en entrevistas con Univisión Noticias- concuerdan en que el racismo sistémico era uno de los factores determinantes en el desenlace sangriento de los hechos.

Con la excepción de un guardia latino, todos los guardias eran blancos, cuando del 65 a 70% de los presos eran negros o latinos.

El racismo no solo permeaba toda la institución penitenciaria, sino que llegaba a las cimas del poder.

El documental reproduce el audio de una conversación en la que el presidente Nixon congratula al entonces gobernador de Nueva York -Nelson Rockefeller - por haber hecho "lo correcto".

Nixon le pregunta a Rockefeller si lo ocurrido era un asunto “primordialmente de negros” a lo que el gobernador neoyorquino contestó: “Oh, sí. La cosa entera era liderada por los negros”.

El legado de la masacre de Attica

Tras la revuelta, 62 reos y un solo funcionario fueron sometidos a investigación por sus responsabilidades en el estallido de violencia. Pero en 1974 fueron perdonados o sus penas conmutadas.

Más de medio siglo después, Nieves reflexiona sobre su papel en la insurrección y en la brutalidad policial que casi le costó la vida.

“Tuvimos que hacer lo que hicimos […] para dejar al mundo saber y comprender lo que estaba pasando en la prisión. Y no solo en Attica. Lo que pasa en una prisión pasa en todas”.

Algunos expertos sugieren que, debido a una falta de reforma profunda en el sistema de justicia penal en el país, poco ha cambiado desde entonces.

Cuando mira el legado de Attica, Traci A Curry, co-realizadora del documental, reconoce que ha habido algunos cambios positivos, como una reducción de la violencia en la cárcel del Attica debido a la instalación de cámaras.

Pero destaca que, con más de 2 millones de presos, Estados Unidos sigue teniendo la tasa de encarcelamiento más alta del mundo.

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