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Huracán Ian

La rápida intensificación de Ian y otros huracanes es la nueva realidad: explicamos por qué

Los huracanes Ian y Fiona arrojaron grandes cantidades de agua en grandes extensiones de tierra y se intensificaron rápidamente. El calentamiento global está cambiando el patrón de los huracanes en todo el mundo, que cada vez son más potentes y destructivos y se intensifican a mayor velocidad.
Publicado 2 Oct 2022 – 11:22 AM EDT | Actualizado 2 Oct 2022 – 11:22 AM EDT
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Mientras que en el pasado era raro que las tormentas siguieran fortaleciéndose hasta tocar tierra, y mucho menos que lo hicieran rápidamente, ahora es habitual. Los estudios muestran que es una de las consecuencias del cambio climático, tal y como estamos viendo con Ian y, antes, con el huracán Fiona que azotó Puerto Rico.

El aumento de las temperaturas de la superficie del mar debido al cambio climático no solo es una amenaza para especies y medios de vida: los océanos tienen un papel fundamental para regular el clima y absorber el calor ocasionado por los gases de efecto invernadero.

Este aumento, junto con la abundante humedad atmosférica, está contribuyendo a impulsar huracanes que se intensifican tan rápidamente cuando se acercan a tierra que pueden pillar desprevenidos a los residentes, que no tienen tiempo de evacuar, cuidar de sus mayores o abastecerse adecuadamente.

Son, además, huracanes que arrojan enormes cantidades de agua. En el caso del huracán Fiona, más de 31 pulgadas de lluvia en 72 horas en partes de Puerto Rico, causando inundaciones y deslizamientos de tierra generalizados.

En Florida, las lluvias torrenciales del huracán Ian se extenderán por gran parte del estado, de acuerdo con los pronósticos meteorológicos, y hasta Georgia y las Carolinas, y el Centro Nacional de Huracanes predijo hasta 18 pies de agua por encima del nivel del suelo, lo que supone que la marea pueda inundar barrios situados muy adentro.

Esto significa que las casas, las empresas y otras infraestructuras que antes parecían estar a salvo de las mareas de tempestad, ahora son vulnerables y no están preparadas.

El nuevo patrón de los huracanes

Durante los últimos años, múltiples tormentas se intensificaron rápidamente al acercarse a la costa del Golfo y lo hicieron hasta tocar tierra. Este es un patrón nuevo. Anteriormente, las tormentas tropicales y los huracanes tendían a debilitarse al acercarse a la costa norte del Golfo, en particular, cuando entraban en contacto con aguas más frías o vientos más fuertes.

Pero esto ya no ocurre.

El peligro de una rápida intensificación poco antes de tocar tierra es que la gente se vea sorprendida por la tormenta más fuerte, y quede atrapada en un lugar vulnerable a las inundaciones por mareas de tempestad, vientos dañinos o ambos.

Los responsables de la gestión de emergencias diseñan sus planes de evacuación en función de la intensidad y el movimiento de la tormenta, por lo que los cambios repentinos en cualquiera de ellos pueden hacer que su planificación sea inadecuada.

El papel del cambio climático en la intensificación de huracanes

La intensidad de los huracanes del Atlántico se ha medido durante décadas por la velocidad de sus vientos, pero en los últimos 20 años las lluvias extremas que acompañan a las tormentas tropicales han causado daños históricos.

No hay duda de que todo esto es una consecuencia directa del cambio climático provocado por los humanos. Una investigación publicada la pasada primavera en Nature Communications concluía que el cambio climático antropogénico (definido por el impacto de los humanos) aumentó las cantidades de lluvia por hora durante la temporada en hasta un 10%.

"Las actividades humanas siguen aumentando la cantidad de gases de efecto invernadero en la atmósfera, lo que se traduce en un aumento de más de 1 grado Celsius (33.8 grados Fahrenheit) en la temperatura media global de la superficie en 2020 en comparación con 1850", señala el informe.

El calentamiento global también ha aumentado la temperatura de la superficie del mar en el Atlántico Norte. Los océanos más cálidos tienden a permitir que las tormentas tropicales recojan más humedad, que luego puede caer sobre la tierra en forma de cantidades récord de lluvia. Uno de los ejemplos más extremos de esto se vio en el caso del huracán Harvey, que arrojó casi 1.5 metros de lluvia en partes del área de Houston en agosto de 2017.

La atmósfera como esponja

El calentamiento de las temperaturas de la superficie del mar no es el único impulsor del rápido aumento de la intensidad. Otros factores son la gran humedad y la organización de la tormenta.

El aire más caliente puede retener más humedad que el aire frío, explica Michael A. Rawlins, director del Centro de Investigación del Sistema Climático de UMass Amherst. “ Piensa en la atmósfera como una esponja. El aire retiene un 4% más de vapor de agua por cada grado Fahrenheit adicional de temperatura (es decir, un 7% por grado Celsius)”, explica Rawlins.

Este aumento de la humedad atmosférica contribuye a intensificar el ciclo del agua. El noreste y el Atlántico medio se han vuelto más húmedos, no solo en invierno, sino en todas las estaciones. Además de una mayor precipitación total a lo largo de una estación y de un año, la humedad adicional también alimenta acontecimientos extremos, como huracanes más intensos y lluvias torrenciales.

En las últimas décadas, el noreste ha experimentado un aumento de más del 50% en las precipitaciones más intensas, el mayor incremento de todas las regiones de Estados Unidos.

A principios del siglo XX, los inviernos en el noreste solían tener una media de 22 grados Fahrenheit. Ahora, 26 grados es la nueva temperatura oficial "normal", definida como la media de 1991-2020. Algunos inviernos recientes han superado los 30 grados.

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