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Fotos: ¿Superarías este entrenamiento para ser agente de Patrulla Fronteriza?

Entramos en la Academia de Patrulla Fronteriza, en Nuevo México. Así los preparan físicamente, a base de disciplina militar, y mentalmente, como si la frontera tuviera amenazas constantes.
3 Sep 2018 – 11:51 AM EDT
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La velocidad de las piedras. Un aprendiz lanza rocas durante una clase de protección y defensa para ver a cuánta velocidad pueden ser lanzadas. La Academia de la Patrulla Fronteriza considera estos ataques como una de las principales amenazas en la frontera. Crédito: Damià S. Bonmatí
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Preparados para ir armados. Bajo el sol de agosto, un grupo de estudiantes asiste a la clase de armas. Durante el resto del día, los aprendices cargan con pistolas de plástico e incluso rifles de imitación para acostumbrarse al peso y al hábito de trabajar con armas encima. Crédito: Damià S. Bonmatí
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Un inmigrante legal a la búsqueda de los indocumentados. Jesús Garza, de 27 años, llegó hace menos de una década a Estados Unidos y logró la ciudadanía hace menos de un año. "El día que me animé a aplicar fue cuando recibí mi ciudadanía. Ya no había un obstáculo que me impidiera unirme a la Patrulla Fronteriza", dice este estudiante a punto de graduarse. Crédito: Damià S. Bonmatí
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"Es demasiado el tráfico que hay". Desde hace años vive en Texas, en la frontera con México. Allí ha visto el cruce de inmigrantes, el tráfico de personas y el poder del narcotráfico. Al entrar en contacto con agentes fronterizos en las tiendas y restaurantes de la ciudad, nació su idea de alistarse. Crédito: Damià S. Bonmatí
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"Yes, sir. No, sir". Pese a ser un cuerpo de seguridad civil, la Academia se autodenomina como 'paramilitar', al menos en el estilo de entrenamiento y disciplina que siguen. En las calles del recinto, circulan pelotones de agentes que se desplazan de una clase a la otra. Cuando hay un problema, la riña es propia de un entorno militar. Crédito: Damià S. Bonmatí
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Pruebas en medio del desierto. La Academia de Patrulla Fronteriza se encuentra en Artesia, Nuevo México, en una zona árida y despoblada donde el principal motor económico es este centro de formación y también la industria petrolera. El aeropuerto más cercano es en Roswell, conocido sobre todo por los supuestos avistamientos de Ovnis. Crédito: Damià S. Bonmatí
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"¡En 1 minuto y 42 segundos, señor!". Los estudiantes deben acabar un circuito en un mínimo de tiempo para graduarse. La formación física es uno de los puntales de la preparación de los agentes fronterizos y también uno de los causantes de que algunos abandonen el cuerpo antes de graduarse. Crédito: Damià S. Bonmatí
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Fuerza física. Un reto para la Patrulla Fronteriza es mantener el nivel físico que exigen en la Academia una vez llegan al terreno. La institución dice que está trabajando en futuros cursos de reciclaje y también que está dando algunas horas a la semana a los agentes por si quieren entrenar, pero no son obligatorias. Crédito: Damià S. Bonmatí
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"Deténgase". Esta es el aula de español, una clase que se convirtió en obligatoria para cualquier agente –sea hispanohablante o no– si quiere graduarse. Es un curso rápido y aparentemente muy centrado en la memorización de los protocolos de inspección y detención. La incógnita es si los oficiales logran después entender las respuestas en español de los extranjeros. Crédito: Damià S. Bonmatí
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Tras una década y media de servicio militar, Elizabeth González (primera fila a la derecha) asiste a sus últimas semanas de clase en la Academia de Patrulla Fronteriza. Hija de inmigrantes mexicanos, se crió en el centro de California y más recientemente vivió en San Diego, donde entró en contacto con las labores de los agentes fronterizos. Crédito: Damià S. Bonmatí
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Imitaciones de pistolas. González realiza una práctica en español que consiste en simular la detención de un carro, ordenar al conductor que salga y arrestarlo. El instructor comprueba que sigue el protocolo de preguntas y órdenes. Crédito: Damià S. Bonmatí
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El muro a 200 millas de la frontera. La Academia tiene varias réplicas de la división que hay actualmente en un tercio de la frontera (barras, reja, etc) y donde los agentes realizan sus prácticas. Crédito: Damià S. Bonmatí
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En búsqueda de más agentes. La Patrulla Fronteriza lleva años sin lograr los cerca 21,000 oficiales que tiene presupuestados. La Academia dice estar reclutando más, pero algunos agentes también comentan que el problema han sido las deserciones. Crédito: Damià S. Bonmatí
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Saludo matutino. Una vez a la semana toda la Academia se alista a primera hora y el jefe del centro saluda a los estudiantes. En los días de graduación, las familias están presentes y tienen un minuto para tomarse fotos con ellos. Crédito: Damià S. Bonmatí
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Un papá agente. El texano Mike Garcia, en la mañana de su graduación, le daba el desayuno a su hija de 2 años que hacía semanas que no veía. Crédito: Damià S. Bonmatí
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Más de la mitad son hispanos. La mañana en que se gradúan los agentes desayunan con sus familias: Edgar Ayala, destinado a Eagle Pass, se encontró con sus padres, inmigrantes salvadoreños que viven en Maryland.
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Una imagen para el recuerdo. Una familiar de un nuevo agente toma fotos durante el principio de la jornada de graduación. Crédito: Damià S. Bonmatí
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La excepción. Pese al nombramiento de Carla Provost como nueva jefa de la Patrulla Fronteriza, el alistamiento de mujeres sigue siendo excepcional y son una auténtica minoría dentro del cuerpo.
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“Buenos días, clase. Clase 1090, el duro trabajo que han hecho en la academia es solo el principio”, les dijo a una cuarentena de graduados Manuel Padilla, el jefe de la Patrulla Fronteriza en el valle del Río Grande. Había padres, hijos, hermanos, desfiles, música y souvenirs para celebrar que habían entrado a la fuerza. Crédito: Damià S. Bonmatí
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En el debate público y en las noticias, la Patrulla Fronteriza está más presente que nunca. Fueron quienes tuvieron que separar a padres e hijos durante la aplicación de la política de tolerancia cero del gobierno de Donald Trump. Crédito: Damià S. Bonmatí
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