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Asilo Político

El sufrimiento acumulado durante el viaje a la frontera no es causal de asilo: te explicamos por qué

La crisis en la frontera no fue creada por la Ley de Asilo, ni tampoco por el actual gobierno. Son muchos los factores que participan en un problema que está agotando la capacidad de respuesta el gobierno federal. Un experto en la ley de inmigración explica que está ocurriendo con los miles de solicitantes de asilo y qué futuro tienen en EEUU.
Publicado 19 Ene 2024 – 10:57 AM EST | Actualizado 19 Ene 2024 – 11:02 AM EST
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El tema de inmigración, particularmente la crisis en la frontera sur, permanecerá como llaga para el gobierno federal, no solamente durante este año electoral, sino por muchísimos años más. Por mal o por bien, se puede garantizar que el no deseado enfoque político y mediático persistirá sobre la dramática situación en el valle del Rio Bravo a largo plazo: en la batalla entre el Estado y el gobierno federal, entre agentes gubernamentales y actores proinmigrantes, entre polos extremos de la izquierda y derecha política del país. Podemos hasta profesar que continuará vejando al gobierno actual, el cual, a pesar de los esfuerzos hechos hasta ahora, no logra conseguir una solución para frenar y/o revertir a la crítica situación humanitaria existente.

Y es que las recientes cifras de hallazgos son alarmantes. Según el gobierno de Joe Biden, en la frontera entre Estados Unidos y México unas 300,000 personas fueron procesadas por agentes de inmigración este pasado mes de diciembre, aparentemente la cifra más alta jamás registrada. Si es confirmada, esa cifra fácilmente será parte de un récord para el primer trimestre del año fiscal federal 2024, el cual comenzó en octubre del año pasado. Es un número que expone las severas limitaciones fiscales ante factores políticos, económicos y ecológicos plenamente fuera de su control y, además, demuestra una falta de personal profesional y capacitado para poder enfrentar la crisis, acentuando los profundos problemas asociados con el procesamiento de esas personas bajo la actual Ley de Inmigración y Nacionalidad (INA).

Múltiples causas de la crisis

Como bien ha sido reportado por Univision Noticias, esta situación se ha convertido en una mina política para el presidente Biden quien, debido a las complejas circunstancias internas y externas, no ha logrado controlar el flujo de personas en la frontera. La situación es tan grave que su secretario de seguridad nacional, Alejandro Mayorkas, posiblemente será víctima de un juicio político que pueda destituirlo de su puesto. Y es que la situación ha ido empeorando a raíz de muchos factores, entre ellos la eliminación del Título 42 el año pasado, la situación geopolítica de nuestro hemisferio y la retórica antinmigrante del expresidente Donald Trump, favorito abrumador para ganar la nominación republicana. Estos han sido factores que, en conjunto, han acervado negativamente la conversación sobre el tema impidiendo el avance de políticas razonables y conversaciones serias que podrían llevar a una mejora de la situación en la frontera.

Al contrario. Vemos que cada día la política incendiaria toma aún más importancia mediática en camino a las elecciones presidenciales de este 2024. El tema ya está al frente y en el centro del debate inmigratorio por ambos partidos y podemos descartar, para este año, una reforma migratoria que no solo alivie la crisis en la frontera, también establezca un camino a la ciudadania para los millones de indocumentados que viven en el país, algunos dirante décadas.

Cabe recordar que, si analizamos la situación en la frontera de manera más holística, podemos reconocer que muchos de los factores que han impulsado la migración y la crisis actual en la frontera sur están fuera del control del gobierno federal estadounidense. Sin embargo, la culpa siempre le va a caer al partido en el poder. Aunque siempre habrá migración de los países de menos desarrollo a los países de más desarrollo- eso es ley universal-, existen factores hemisféricos creados por situaciones económicas, políticas o sociales de países latinoamericanos que indiscutiblemente han agravado los números de inmigrantes.

Por ejemplo, el desvanecimiento del estado haitiano, el colapso de la economía venezolana en la última década y el empeoramiento de la situación económica en Cuba post-COVID, han impulsado la migración a Estados Unidos de cientos de miles de personas de estos países, los cuales consistentemente están entre los grupos de mayor representación en la frontera. Aun con el programa de parole humanitario establecido el verano pasado para poder procesar y regularizar el flujo de nicaragüenses, venezolanos, cubanos y haitianos, la frontera ha visto un número significante de personas oriundas de esos lares presentándose legalmente, o atravesando ilegalmente a Estados Unidos, con la mayoría pidiendo asilo.

Flotando sobre todos estos factores de migración a Estados Unidos también está el hecho de que el sistema inmigratorio que procesa a solicitantes de asilo no está funcionando como debe. Es más, se puede argumentar que está profundamente quebrantado. Por ejemplo, personas admitidas al país de manera condicional mientras se evalúan sus reclamaciones de asilo tienen que esperar años antes de recibir una audiencia con un juez de inmigración. Hoy en día hay más de 3 millones de casos pendientes con los tribunales de inmigración, un número que aumenta mensualmente y que genera desesperación entre los solicitantes. Esas personas tienen que vivir en el país con una persistente incertidumbre sobre un futuro fallo judicial que les prohíbe organizarse y planificar sus vidas cotidianas.

El proceso de asilo

Es importante notar que la Ley de Asilo no creó la situación en la frontera. Mientras mediáticamente los casos en la frontera son los que más visiblemente presentan de manera tangible la disfunción del sistema de procesamiento inmigratorio, es importante reconocer que un gran número de casos de asilo surge muy lejos de valle del Rio Bravo. Hay que entender que el problema con el sistema actual de procesamiento de casos de asilo va mucho más allá de la frontera.

Es importante recordar que un solicitante puede aplicar para el asilo a través de tres distintas avenidas: (1) un caso afirmativo, (2) un caso defensivo y (3) proceso expedito. Aunque los casos más visibles en la zona fronteriza son los de la segunda y tercera avenidas, es importante reconocer que la gran ola de pedidos de asilo a través del proceso afirmativo ha exacerbado el problema con aumentos en números tan dramáticos que agobian aún mas el ya sobrecargado sistema existente. En conjunto, la demanda es tan grande que el sistema no tiene como dar abasto. No hay un suficiente número de agentes (de asilo) capacitados en la frontera, no hay suficiente número de jueces de inmigración y no existe un numero proporcionado de tribunales (y jueces) para atacar la demanda.

En el caso de solicitantes de asilo a través de una presentación de un caso afirmativo, cabe recordar que esas personas, por lo general (1) no están en la frontera, (2) no están en un proceso de deportación, y (3) han entrado legalmente al país, típicamente con una visa valida. Por lo tanto, demográficamente y económicamente es un grupo muy diferente al que vemos presentarse en la frontera sur. Son solicitantes que, por lo general, están más organizados y preparados para presentar un caso con el servicio de inmigración. También son personas que típicamente están representadas por especialistas en derecho inmigratorio que les ayudan a preparar y argumentar casos alineados con la ley actual. Por estas razones, no están en la mirilla mediática y no reciben el mismo nivel de escrutinio político.

Los que llegan a la frontera, sin embargo, generalmente no reciben representación legal, no tienen documentación o evidencia para apoyar un caso de asilo y un gran numero requiere de ayuda humanitaria, lo cual implica un costo visible, y políticamente negativo, para el electorado norteamericano. Por lo tanto, el camino para obtener un asilo es mucho más complejo y mediáticamente problemático para aquellos que lo intentan solicitar en la frontera sur sea a través de un caso defensivo o a través del proceso expedito ya mencionados.

Situación en la frontera

Antes de la pandemia, inmigrantes que se presentaban frente a un oficial (o agente) de la Patrulla Fronteriza (Border Patrol) eran puestos en un proceso de deportación expedita. Para poder cumplir con la ley de inmigración, solicitantes que podían comprobar miedo creíble y persecución tenían que ser cribados por agentes fronterizos.

Todo esto cambió con la pandemia y la implementación del infame Título 42, una política relacionada a la emergencia de sanidad creada por COVID-19 que prohibió el ingreso de un gran número de personas al país. La eliminación del Título 42 y el subsecuente intento de reestablecer un proceso para lidiar con la gran demanda acumulada durante los años de pandemia están entre las principales causas de la crisis actual.

¿Entonces, quién califica para asilo?

Es imprescindible, por lo tanto, saber de primera instancia los criterios de un proceso de asilo. También hay que aceptar que históricamente la gran mayoría de personas que piden esta protección humanitaria en Estados Unidos pierden su caso frente a un tribunal de inmigración, audiencia que tomará lugar un futuro lejano. Eso significa que muchas de las personas admitidas esperando por una audiencia con un juez de inmigración pasarán varios años en el país -con un permiso de trabajo otorgado por el gobierno- estableciendo raíces, pagando impuestos, contribuyendo a nuestras comunidades sin saber si podrán permanecer después de una decisión de un juez de inmigración. Después de años en el país, la mayoría tendrán que enfrentar la cruel realidad de que no podrán permanecer en el país porque sus casos no calificaban bajo la ley vigente. O sea, un juez determinará que no tenían una de las cinco causales válidas para asilo y, por consiguiente, recibirán una orden de deportación.

Por lo tanto, es importante que todo solicitante de asilo reconozca que la situación política, social o económica de un país no garantiza que un solicitante pueda tener un buen caso para asilo. Hay que presentar evidencia, documentación, pruebas para recibir el beneficio. Específicamente, para calificar para el asilo en Estados Unidos un solicitante debe demostrar que enfrenta un miedo creíble de persecución en su país de origen por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a un grupo social particular u opinión política. El solicitante también tiene que demostrar que su país no puede o no está dispuesto a protegerlo contra la persecución, y que no hay un lugar seguro dentro de su país de origen donde pueda vivir sin enfrentar persecución.

Desafortunadamente, en la mayoría de casos presentados en la frontera, inmigrantes no cargan con la evidencia necesaria para poder demostrar persecución, particularmente en aquellos casos donde la persecución puede provenir directamente del gobierno. El proclamar actos de repudio, sin más, nunca será suficiente para cumplir con los criterios establecidos por la ley de asilo americana.

¿Entonces, cómo se pide asilo?

El que llega a la frontera tiene que, primero, obtener una cita para poder presentar su pedido de asilo. Una vez obtenida, el solicitante tendrá que presentarse ante un agente del servicio de inmigración quien tiene que determinar si el peticionario tiene un miedo creíble de persecución basado en uno de los motivos ya mencionados. Durante esa entrevista, el solicitante debe presentar su caso de manera creíble y consistente, ya que la credibilidad es un factor importante en la evaluación.

Durante esa entrevista, el solicitante debe explicar las razones por las cuales teme regresar a su país de origen del cual huyó. Si el agente de inmigración determina que la persona sí demuestra o tiene un miedo creíble, esa persona puede ser detenida y/o puesta en libertad condicional (si no representa una amenaza para la seguridad pública o nacional de Estados Unidos) mientras espera una audiencia ante un juez de inmigración.

Por lo general, un solicitante es detenido si existe alguna preocupación sobre su futura comparecencia ante un tribunal. Sin embargo, el porcentaje es bajo. La gran mayoría de solicitantes de asilo son liberados condicionalmente y se les otorga un estatus temporal en espera de la resolución de su caso. Esas personas también pueden pedir una autorización de empleo mientras esperan una decisión.

Y aquí yace el problema político, principalmente para la derecha. Los solicitantes de asilo son notificados para comparecer ante la corte de inmigración en una fecha posterior a la audiencia de miedo creíble, lo cual en estos casos es un periodo que tomará años. Esa demora puede servir de ímpetu para aquellos que hayan ingresado al país de manera regular y estén en búsqueda de una vía para permanecer de manera más permanente en el país. Una solicitud de asilo, su acompañante demora y la autorización de empleo otorgada durante el periodo de procesamiento le compra tiempo a esos solicitantes a conseguir otra opción más viable (legal disponible) para quedarse en el país. Un punto de contención importante dado el bajo porcentaje de aprobaciones.

Por lo tanto, es sumamente importante para toda aquella persona determinada a proceder con un caso de asilo esté consciente de los criterios que hay cumplir para calificar para un beneficio de asilo en Estados Unidos. El ser pobre, el no tener empleo, el vivir en un país de alta delincuencia, o el sufrir bajo un país reconocido como corrupto o políticamente desacreditado sin evidencia tangible, creíble, y sustanciada de miedo creíble, no cumplirá con nivel de escrutinio establecido por la ley de inmigración estadounidense. Por más que los medios se enfoquen en el sufrimiento de aquellas personas que embarcan en la peligrosa jornada hacia la frontera sur, dicho sufrimiento por sí mismo no es justificante para conferir un asilo al que lo solicita.

Claro está, los casos de asilo son individuales y pueden ser sumamente complejos. Al que pueda se le recomienda buscar asesoramiento legal de un abogado de inmigración o de una organización legal que se especialice en asuntos de asilo para comprender completamente los requisitos y las opciones disponibles. Desafortunadamente, muchos de los que emprenden el camino hacia Estados Unidos no tienen los recursos necesarios para poder informarse bien sobre el tema.


Vicepresidente, Asesor Global de Inmigración de TelevisaUnivision y co-autor del libro: 'Inmigración: las nuevas reglas'.

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