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Cárcel de mujeres

"Necesito a mi mamá": un bus viaja decenas de millas cada mes para reunir a niños con sus madres en prisión

Con el apoyo de voluntarios y de donaciones, un programa en Illinois permite que los niños separados de sus madres encarceladas puedan ser trasladados decenas de millas en autobús para visitarlas y abrazarlas una vez al mes.
Publicado 11 Jun 2023 – 09:42 AM EDT | Actualizado 11 Jun 2023 – 09:42 AM EDT
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La hija de cuatro de años de Crystal Martínez llegó a visitarla vistiendo su mejor atuendo de domingo, una franela de mangas rosadas con volantes y un tutú de tul con los colores del arcoíris. En la mano llevaba con orgullo un ramo multicolor de flores hecho con papel de seda. La madre tiene a su hijo de cinco años acurrucado en su regazo, pero se estira para abrazar a la niña con tanta fuerza que sus anteojos se tuercen.

"¡Te quiero a ti, no a las flores!", le dice la madre sonriendo.

Los cinco hijos de Martínez —con 13, 10, seis, cinco y cuatro años— viajaron el mes pasado tres horas desde Chicago a la Correccional Logan, la mayor prisión en Illinois para mujeres y personas transgénero. Lo hicieron en el 'Reunification Ride', una iniciativa que opera gracias a donaciones y que cada mes traslada en autobús a las familias de mujeres encarceladas. Recorren unas 180 millas (290 kilómetros) desde la ciudad de Logan para que los hijos y nietos puedan tener algo de tiempo con sus madres y abuelas.

Por qué reunir a madres e hijos

El número de mujeres encarceladas en Estados Unidos cayó por el covid-19, estiman que 30% de 2019 a 2020, según datos del Departamento de Justicia. La organización sin fines de lucro lo atribuye a la ralentización de los procesos judiciales, así como a los esfuerzos por reducir a la población penal durante la pandemia.

Pero a medida que el sistema de justicia criminal vuelve a la normalidad y la población penal retoma las normas previas, más niños son separados de sus madres. Las mujeres hispanas y negras son más propensas a ser encarceladas que las blancas y sufren la separación familiar de forma desproporcionada.

"Estamos viendo a más y más familias separadas", dijo a la agencia AP Alexis Mansfield, coordinador de 'Reunification Ride' por el Instituto de Justicia de las Mujeres.


Casi 60% de las mujeres en las prisiones estatales y federales son madres de niños menores de edad en Estados Unidos. Y aunque las mujeres son menos propensas a caer en prisión, los efectos son mayores para las familias, analiza Mansfield.

La coordinadora de 'Reunification Ride' narra que ha sido testigo de niños que al reencontrarse con sus madres encarceladas meses o años después, les cuentan "que están siendo abusados o que tienen problemas en la escuela".

"Ese vínculo entre madres e hijos es tan fuerte... Sin ver a sus madres, a menudo los niños se encuentran en posiciones de vulnerabilidad y no tienen a quién acudir", agrega.

Gina Fedock es profesora de la Escuela de Trabajo Social, Políticas y Prácticas en la Universidad de Chicago e investigadora de temas relacionados con el bienestar de las mujeres marginalizadas, especialmente de aquellas tras las rejas.

Asegura que iniciativas como 'Reunification Ride' son raras en Estados Unidos, sólo conoce otra más en Nueva York: "La mayoría de los estados no tienen oportunidades como estas. Hay una falta real de recursos consistentes, particularmente de este tipo de programas de transporte".

La investigadora explica que para un niño el impacto de la "pérdida ambigua" de un padre puede aumentar el riesgo de que sufran problemas de salud y de conducta, así como de retrasos en el desarrollo. Cree que al mantener el nexo con la madre se reducen los "efectos traumáticos del encarcelamiento para los niños y sus familias".

El viaje en bus de los niños a la prisión

Las mujeres en Logan describen a la iniciativa 'Reunification Ride' como crucial en sus vidas.

"Le agradezco a Dios que vienen una vez al mes. Hay gente que ni siquiera ve a sus hijos", dijo Joshlyn Allen mientra recibía la visita de sus hijos de cinco y tres años, que llegaron acompañados de la abuela.

Para hacer el viaje, los niños y sus cuidadores llegan a las 7:00 de la mañana al estacionamiento de una tienda. Los organizadores de la iniciativa traen consigo provisiones, juegos, agua y colores para distraerlos en la vía.

Luego de tres horas, el autobús llega a las puertas enrejadas y con alambre de púas de la prisión en Lincoln, Illinois, mientras los niños miran por las ventanas. A medida que las familias avanzan por el chequeo de seguridad, comienzan a escucharse los gritos emocionados de "¡mami!" en el gimnasio, decorado con flores y mariposas de colores hechas a mano por las madres, así como con fotos familiares enmarcadas.

Nyia Pritchett, de 27 años, dice que sin este programa no podría visitar a su mamá, Latonyia Dextra. Ella cumple una condena de 28 años de prisión y fue encarcelada cuando Nyia era apenas una niña. No se veían desde hace tres años.

"Vale la pena. Ha sido tanto tiempo de nuestras vidas que mi mamá se ha perdido, que estos pequeños ratos valen la pena", dice Pritchett.

Durante la visita, su mamá trenza sus vibrantes rizos rojos en una corona. "Se siente como cuando yo era una niña".

El programa 'Reunification Ride' ha sido adoptado por organizaciones sin fines de lucro que dependen de colaboraciones y voluntarios que lo mantienen vivo. Cada viaje, dice la agencia AP, tiene un costo de entre 3,000 y 3,500 dólares.

Erika Ray cumple una condena de 42 años de prisión por robo a mano armada y homicidio. Su hija de 23 años, Jada Lesure, tenía siete años cuando acusaron a su mamá. Ese día de visita, la joven trajo a su hijo de cuatro años.

Aunque ya es adulta, Lesure asegura: "Yo necesito a mi mamá. Todo el mundo necesita a su mamá". Ray lamenta que aún le queda un largo tiempo en prisión antes de poder volver a casa.

La madre encarcelada celebra que el programa suavice las estrictas reglas que rigen durante las visitas, a través de un vidrio, para ofrecer un espacio amigable para los niños. "No hay manera de castigar a un padre y no castigar al hijo", dice mientras ve a su nieto brincando por el gimnasio de la prisión.

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