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Amazonas

El insólito motivo que frenó en un año la deforestación de la selva del Amazonas, el 'pulmón verde del planeta'

El mes pasado, la deforestación alcanzó unas 193 millas cuadradas (500 km2), marcando un descenso de un 66% en relación con igual mes de 2022, según datos difundidos por los ministerios de Medio Ambiente y Ciencia y Tecnología de Brasil. La deforestación ocupa el primer lugar entre las amenazas que enfrenta el bioma amazónico, clave para contrarrestar el cambio climático en el planeta.
Publicado 6 Ago 2023 – 10:31 AM EDT | Actualizado 6 Ago 2023 – 10:31 AM EDT
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La deforestación en la Amazonía brasileña disminuyó un 66% en julio contra igual periodo del año anterior, alcanzando la menor cifra para este mes en cinco años, según datos divulgados esta semana por el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, que atribuyó los resultados a sus políticas de control en la región.

El mes pasado, la deforestación alcanzó unas 193 millas cuadradas (500 km2), marcando u n descenso de un 66% en relación con igual mes de 2022, cuando alcanzó las 574 millas cuadradas (1,487 km2), según datos difundidos en rueda de prensa por los ministerios de Medio Ambiente y Ciencia y Tecnología.

El dato de julio, basado en el sistema de vigilancia del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE), fue celebrado por las autoridades, por tratarse del mes de inicio del clima seco y, por tanto, de la temporada alta de destrucción del bioma amazónico.

La ministra brasileña de Medio Ambiente, Marina Silva, destacó la "caída consistente" de la deforestación y un "ciclo virtuoso" en el freno a la impunidad de los delitos en la mayor selva tropical del mundo.

En tanto, la deforestación cedió un 7% anual hasta agosto, con 3,070 millas cuadradas (7,952 km2) deforestadas, el menor valor en cuatro años. En el mismo periodo entre 2021 y 2022, la devastación llegó a 3,316 millas cuadradas (8,590 km2), según las cifras oficiales.


Estos datos se dieron a conocer en medio de la primera cumbre de presidentes de los ochos países miembros de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA) desde 2009, que se realizará la semana próxima en la ciudad de Belem, al norte de Brasil. Como parte de ese evento se están celebrando también este fin de semana los llamados 'Diálogos Amazónicos', con seis actividades temáticas sobre socio-bioeconomía, gestión de incendios, biodiversidad, pueblos indígenas, gestión del agua y cooperación técnica para la Amazonia.

Conservación del Amazonas: cómo el cambio político puede marcar la diferencia

En los primeros siete meses del gobierno de Lula, entre enero y julio, la deforestación cayó un 42.5%, a 3,149 km2, contra igual periodo del año pasado.

Lula llegó al poder con la promesa de priorizar el cuidado del medioambiente, revirtiendo las políticas de su predecesor Jair Bolsonaro (2019-2022), y eliminar la deforestación ilegal de la Amazonía para 2030, endureciendo controles.

Mariana Napolitano, gerente de Conservación de la ONG WWF-Brasil evaluó que la de la deforestación "es una señal importante de que la retomada de las acciones de comando y control (...) se han mostrado eficaces".

Sin embargo, no todo está ganado. El área destruida continuó aumentando en el Cerrado, una sabana tropical de enorme diversidad ubicada al sur de la Amazonía: con 2,455 millas cuadradas (6,359 km2) devastadas en un año hasta este mes, registró el peor resultado anual desde el inicio de la serie del INPE en 2017.

Entre enero y julio, las alertas allí siguieron la tendencia al alza, creciendo un 21.7% contra ese lapso de 2022, desde 1,591 millas cuadradas (4,123 km2) a 1,937 (5,019 km2). La subida fue de un 26% frente a julio de 2022.

En una entrevista este jueves, Lula repitió su intención de alinear una política de control con los países amazónicos y sus fuerzas de seguridad contra "el crimen organizado que ha tomado muchas regiones" de la floresta. Y repitió que su gobierno será "muy duro" en ese combate.

La deforestación, principal amenaza para el Amazonas

La deforestación ocupa el primer lugar entre las amenazas para el bioma amazónico, que ha perdido más de 85 millones de hectáreas (211 millones de acres), o alrededor del 13% de su área original, según el Monitoreo del Pacto Andino Amazónico.

La mayor parte de esa destrucción se produjo en el último medio siglo, siendo Brasil, hogar de dos tercios de la selva tropical, el principal culpable.

La ganadería y los cultivos de soya se han expandido dramáticamente gracias a nuevas tecnologías, las carreteras y la demanda global de granos y carne. En su mayoría controladas por colonos de ascendencia europea que emigraron de otras partes del país, la ganadería y la agricultura han remodelado la cultura local en aspectos que van desde la dieta de la gente hasta su música.

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En ninguna parte es más grande la devastación que en el estado brasileño de Pará. Su capital, Belem, ha sido seleccionada justamente como sede de la Cumbre Amazónica.

El 41% de la deforestación en la Amazonía brasileña se ha producido en el estado de Pará, donde se ha convertido tanta tierra para criar unas 27 millones de cabezas de ganado que es el principal emisor de gases de efecto invernadero entre los estados brasileños, según el Observatorio del Clima, una red de organizaciones ambientales sin fines de lucro. Emite más que cualquier otro país con selva amazónica: Colombia, Perú, Ecuador, Venezuela, Bolivia, Surinam, Guyana y el territorio de la Guayana Francesa.

Otras amenazas ambientales son las grandes represas hidroeléctricas, especialmente en Brasil; la tala ilegal; la minería y la extracción de petróleo, con efectos sobre la contaminación del agua y la interrupción de los estilos de vida indígenas.

La falta de inversión en infraestructura también significa que gran parte de las aguas residuales de los hogares en la selva tropical se vierten directamente en las vías fluviales.

El Amazonas también ha visto más eventos climáticos extremos (inundaciones y sequías) en los últimos años.

¿Cuán importante es la Amazonía para detener el cambio climático?

El cambio climático empeora cuando se pierden las plantas que absorben el carbono. Y el Amazonas funciona como un dispositivo masivo para almacenar carbono, por lo que se le conoce como el pulmón del planeta.

La química atmosférica Luciana Gatti, investigadora del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales de Brasil, dijo que la deforestación genera más gases de efecto invernadero en la atmósfera y, en general, significa menos precipitaciones y temperaturas más altas.

“Al deforestar la Amazonía, estamos acelerando el cambio climático”, dijo Gatti a The Associated Press.

La investigadora es coautora de un estudio publicado en la revista Nature que determinó que la Amazonía oriental, fuertemente deforestada, ha dejado de funcionar como absorbente de carbono y ahora es una fuente de carbono. Gatti dijo que la mitad de la deforestación en el este del Amazonas debe revertirse para mantener la selva tropical como un amortiguador contra el cambio climático.

Con información de AFP y AP.

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