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Medio Ambiente

Documental: Defendiendo el corazón del Amazonas

El Parque Chiribiquete, en el corazón de la Amazonía colombiana, es una reserva imponderable para el balance ambiental de Suramérica. Sin embargo, la deforestación causada por la especulación con la tierra y la ganadería avanza rápidamente, amenazando este tesoro natural, único en el planeta.
6 Jul 2018 – 10:23 AM EDT
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El Parque Chiribiquete, en el corazón de la Amazonía colombiana, es una reserva imponderable para el balance ambiental de Suramérica. Sin embargo, la deforestación causada por la especulación y la ganadería avanza rápidamente, amenazando este tesoro natural, único en el planeta.


Al sur de Colombia, entre las provincias amazónicas de Guaviare y Caquetá, se encuentra la Serranía de Chiribiquete, un santuario natural de miles de kilómetros que yace sobre el Escudo Guayanés, una de las formaciones tectónicas más antiguas del planeta. El Parque Nacional Natural Serranía de Chiribiquete, bautizado así por el Estado colombiano en 1989, es hoy, con 4.2 millones de hectáreas, el parque nacional de selva tropical más grande del mundo.


Por su inmensa riqueza natural y cultural, en junio de 2018 fue declarado Patrimonio Mixto (cultural y natural) de la Humanidad por la UNESCO, y desde entonces ha ocupado los encabezados de los principales medios internacionales.


Chiribiquete es un lugar sagrado para las culturas que habitan el Amazonas desde hace más de 20,000 años. Allí nacen varios de los principales ríos de la región y sus enigmáticos tepuyes (mesetas abruptas con paredes verticales) son para los indígenas lugar de origen de criaturas míticas tan importantes como el jaguar, uno de los pilares del pensamiento chamánico de esas comunidades.


Durante décadas, las selvas de Chiribiquete fueron un territorio prohibido como consecuencia del narcotráfico y del conflicto armado colombiano. A partir de los años 80, la guerrilla de las FARC estableció frentes en la Amazonía y utilizó esta región como una retaguardia estratégica. Luego, las ofensivas gubernamentales la convirtieron en un teatro de operaciones militares, en un escenario de combates y bombardeos.


En gran medida, la guerra mantuvo a raya el desarrollo agroindustrial, la deforestación y la explotación minera y petrolera. Sin embargo, en 2016, una vez firmado el tratado de paz con las FARC, el aislamiento geográfico y la inmensidad de la selva no fueron obstáculo para detener la destrucción, que hoy avanza a paso desmedido hacia el corazón de Chiribiquete. En 2017 la deforestación aumentó 23 por ciento con respecto a 2016. Los departamentos de Guaviare y Caquetá, donde quedan los límites del parque Chiribiquete, son las dos regiones más deforestadas del país.

Varias organizaciones alrededor del mundo reconocen la importancia de Chiribiquete, tanto para la sostenibilidad ambiental del norte del Amazonas, como para la subsistencia de decenas de pueblos indígenas con su sabiduría milenaria. La ampliación del parque –decidida por el gobierno– y el reconocimiento patrimonial de la UNESCO son pasos fundamentales hacia la protección de estas selvas y de sus habitantes. Pero no son suficientes: las amenazas que rondan a Chiribiquete siguen latentes y responden a problemáticas complejas en el interior de la sociedad colombiana.


La pobreza de los campesinos y el fenómeno de especulación con la tierra arraigado en élites políticas y económicas regionales no han sido combatidos hasta ahora con voluntad por el Estado colombiano y, por lo pronto, seguirán empujando la frontera agrícola hacia el interior del Amazonas.

*Un proyecto de Univision Planeta con la dirección de Alejandro Bernal Rueda, Ramón Campos Iriarte y Vytenis Didziulis (ver todos los créditos al final del documental).

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