El ataque israelí que mató a trabajadores de World Central Kitchen en Gaza no fue un hecho aislado: esto muestran las cifras
Los ataques israelíes que mataron a siete trabajadores humanitarios de la organización benéfica World Central Kitchen liderada por el chef José Andrés en Gaza resonaron e indignaron alrededor del mundo. Pero no representan un hecho aislado.
En este último incidente murieron tres ciudadanos británicos, un australiano, un polaco, un ciudadano estadounidense-canadiense y un palestino. Algunos habían viajado por todo el mundo, participando en esfuerzos de ayuda después de guerras, terremotos e incendios forestales.
Sin embargo, como ellos, otros 180 trabajadores humanitarios han muerto desde el inicio de la ofensiva israelí en octubre de 2023 tras un ataque del grupo Hamas en su territorio. La mayoría eran palestinos que trabajaban con Naciones Unidas.
El propio presidente Joe Biden dijo el pasado 2 de abril que el ataque no podía tomarse como un “incidente independiente”. El Ejército israelí anunció la semana pasada el cese de dos oficiales y la amonestación de otros tres por su papel en los ataques con drones que mataron a los trabajadores de World Central Kitchen, diciendo que habían manejado mal información crítica y violado las reglas de procedimiento.
Israel enfrenta crecientes acusaciones de aliados clave de no hacer lo suficiente para proteger a los civiles de Gaza de su guerra con Hamas.
Lo que sucedió en Gaza tampoco es un problema limitado al conflicto entre Israel y Hamas. En términos generales, los ataques a los trabajadores humanitarios en muchas guerras, incluidas las de Siria, Malí, Myanmar y Afganistán, han ido en aumento desde finales de los años 1990, según el grupo sin fines de lucro Aid Worker Security Database.
En 2023, 237 trabajadores humanitarios fueron asesinados, secuestrados o heridos, lo que supone un fuerte aumento con respecto a los 35 trabajadores humanitarios que corrieron la misma suerte en 1997.
Ataques a ambulancias y vehículos humanitarios
En lo que va del conflicto en Gaza, el Ejército de Israel ha atacado repetidamente vehículos de ayuda y ambulancias, así como oficinas de grupos humanitarios e instalaciones de la ONU, a menudo tratando de justificar los ataques diciendo que había militantes sospechosos presentes.
El Ejército dice que los ataques son primero autorizados por expertos legales, pero los críticos han calificado el bombardeo de indiscriminado y sin tener en cuenta las víctimas civiles.
Maya Sion-Tzidkiyahu, doctora experta en las relaciones entre Israel y Europa en la Universidad Hebrea de Jerusalén, dijo a la agencia AP que era posible que los militares no tuvieran suficiente control sobre los comandantes y soldados en el terreno. "Están tomando algunas medidas en sus propias manos. Están interpretando las reglas de enfrentamiento de una manera mucho más elaborada", dijo.
Derek Madsen, director de desarrollo de American Near East Refugee Aid que ha operado en Gaza durante 55 años y ha entregado más de 22 millones de comidas durante este conflicto, dijo que tanto ellos como otras agencias, han proporcionado "información muy detallada" al gobierno israelí sobre su tránsito, ubicación y esfuerzos de ayuda.
Como parte del flujo del trabajo están hablando constantemente con agencias israelíes sobre la logística de entrega de ayuda, por lo que es desconcertante que a pesar de la información detallada que dan a las autoridades, sus trabajadores siguieran siendo atacados. "Cuando llega, se inspecciona exhaustivamente y luego hay información sobre cómo se entrega. Hay mucha coordinación", explicó.
En marzo, Mousa Shawwa, un trabajador humanitario palestino empleado por Anera, murió en un bombardeo. Madsen dijo que la agencia había proporcionado coordenadas actualizadas sobre su ubicación cuatro días antes de su muerte.
La ONU también dijo que utiliza mecanismos para comunicar información, incluidas las coordenadas de sus convoyes, almacenes y casas de huéspedes, a las autoridades locales. El coordinador humanitario de la ONU, Jamie McGoldrick, dijo que tenían personas en "situaciones muy peligrosas" sin capacidad de comunicación entre los diferentes grupos y equipos.
"Israel dice que no deberíamos tener equipos de comunicación porque si los tenemos, Hamas podría tomarlos y usarlos", dijo. "Creo que es una mala excusa".
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