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Obama en Cuba

Lo que ha cambiado con el deshielo entre Cuba y EEUU (y lo que falta)

El embargo económico se mantiene y sistema político de Cuba es el mismo. Pero hay símbolos poderosos que caracterizan la nueva relación
19 Mar 2016 – 06:40 PM EDT
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Banderas de Cuba y EEUU en La Habana Crédito: Getty Images

Por Carlos Chirinos @carl_chirinos

Antes “símbolo de la decadencia capitalista”, ahora los Rolling Stones en concierto en La Habana representan un notable cambio para un país que proscribió el rock justo cuando estaba en apogeo paralelo con la Revolución Cubana.

Más notable aún, el concierto de “sus majestades satánicas” este Viernes Santo marcará el cierre de la semana en la que se realiza la visita de Barack Obama, la primera que hace un presidente de Estados Unidos a Cuba en casi un siglo.

Más allá de esta semana de eventos históricos, una mezcla de cambios y permanencias define el tiempo que ha pasado desde que ambos países iniciaron el proceso de destrabar una relación bilateral anclada en la Guerra Fría.

Los mismos autos clásicos –o simplemente viejos- circulan por La Habana, que mantiene el encanto derruido de su arquitectura clásica de siglos pasados. Un Castro, Raúl, sigue manejando un sistema político de partido único que no responde a la idea de democracia plural del resto del continente.

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El embargo económico que ejerce Estados Unidos desde 1961 permanece inmutable y las instalaciones militares estadounidenses en la bahía de Guantánamo siguen bajo su centenario contrato de arrendamiento a perpetuidad.

Sin embargo, por primera vez en más de 50 años la bandera de Estados Unidos ondea en el malecón de La Habana, en el edificio de su ahora embajada; y también la de Cuba, en pleno centro de Washington, en su delegación ubicada a pocas cuadras en línea recta de la Casa Blanca.

Símbolos poderosos de un proceso que comenzó en diciembre de 2014 con un anuncio simultáneo desde Washington y La Habana, y que según ha subrayado el presidente Obama “no es meramente simbólico”.

Televisión y negocios

El cambio lo ven por televisión los estadounidenses, que tienen ahora una variedad de programas hechos desde la isla o sobre la isla, no ya los históricos que recuerdan la crisis de los misiles de 1962, sino espacios sobre la vida cotidiana de los cubanos, de cocina, de arquitectura, de autos y hasta de turismo.

De hecho, hay una mayor cantidad de visitantes estadounidenses en Cuba, gracias al relajamiento del estricto criterio que existía para clasificar quién podía viajar a Cuba y quién no.

El simple turismo sigue sin estar permitido, pero muchos de quienes participan en viajes culturales o intercambios educativos o empresariales terminan disfrutando de las playas del Caribe.

Esta semana el abanico de potenciales viajeros se amplió aún más con la concesión de que individuos puedan ir a Cuba, siempre y cuando su visita tenga autodefinidos fines culturales o educativos.

Solo en 2015, 150.000 estadounidenses visitaron la isla, un aumento del 60% respecto al 2014, según un informe del Consejo de Relaciones Exteriores, un centro de estudio de Washington.

La posibilidad de usar tarjetas de crédito o contar con cobertura de seguros médicos durante los viajes facilita ese crecimiento cuyo principal obstáculo ahora es el alto costo de los vuelos directos entre ambos países.

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Histórica visita de Obama a Cuba


Además, hay más dólares en manos de los cubanos gracias a la duplicación en el monto de remesas que se envían desde EE.UU. que totalizaron los US$ 1,500 millones en 2015, según datos del departamento del Tesoro.

Con esos recursos, muchos cubanos pueden incursionar en la nueva economía que desde 2008 empezó a desregular tímidamente Raúl Castro en sectores como pequeños negocios, agricultura y mercado inmobiliario.

El número de trabajadores por “cuenta propia” que conforman el incipiente sector privado de la economía cubana se ha triplicado desde entonces y alcanza el 20% de toda la fuerza laboral, de acuerdo con informes del gobierno.

La espina de los derechos humanos

Nada ha cambiado en Cuba, aducen quienes se oponen al deshielo, señalando que la dinastía de los Castro mantiene su hegemonía política y que los derechos humanos siguen siendo una asignatura en la que el gobierno cubano reprueba.

En su informe de 2015, la organización Human Rights Watch indica que, aunque el gobierno cubano utiliza menos las largas condenas de prisión, sigue usando detenciones arbitrarias y actos de hostigamiento contra la disidencia.

En 2015 se produjeron 8,500 detenciones arbitrarias (un nivel similar al registrado antes del acuerdo Obama-Castro), según datos recopilados por la independiente Comisión Cubana para los Derechos Humanos y la Reconciliación Nacional y citados por HRW.

El detalle de que para la ceremonia de reapertura de la embajada en La Habana no fueran invitados líderes de la disidencia fue presentado por los opuestos al acercamiento como símbolo del poco interés de Obama por el tema.

Esta vez, la Casa Blanca ha incluido en el viaje un encuentro con representantes de la oposición cubana, aunque el gobierno de Castro sigue sin aceptar críticas ni de gobiernos ni de organismos internacionales en un tema que considera de exclusiva competencia interna.

Sin pies secos

El número de cubanos que buscan asilo en EE.UU. se ha multiplicado notablemente. En 2015, unos 45,000 solicitaron su entrada amparados en la llamada Ley de Ajuste Cubano (conocida como “pies secos, pies mojados”) que les otorga automáticamente la condición de asilados; esto es diez veces el promedio anual que se venía registrando, de acuerdo con los datos de la oficina de Protección de Fronteras y Aduanas.

Muchos cubanos temen que el deshielo acabe con ese tratamiento migratorio especial del que gozan por ser ciudadanos de una isla gobernada por un sistema que Washington considera represivo.

Aunque la Casa Blanca afirma que esas leyes no van a cambiar pronto, legisladores de la comunidad cubana, como el senador y ex aspirante a la nominación presidencial republicana Marco Rubio, consideran que hay que garantizar que sean verdaderos perseguidos políticos los beneficiarios y no migrantes económicos que buscan una mejor vida en EEUU.

Esos cubanos que huyen prefieren no esperar para saber qué les deparará en abril el próximo Congreso del partido Comunista. En el evento favorito de la nomenclatura para anunciar reformas, se pueden establecer nuevas bases para el futuro inmediato, sobre todo si Raúl Castro, como prometió, deja el poder en 2018.

Embargo de fondo

El telón de fondo del vínculo Washington-La Habana sigue inalterable: el embargo económico establecido en tiempos de Lyndon B. Johnson y que tiene rango de ley del Congreso estadounidense con un -por algunos cuestionado- alcance extraterritorial.

El presidente Obama ha pedido repetidamente a los legisladores desmontar eso que algunos consideran una inútil reliquia, y ha adoptado la estrategia de ir minimizando mediante acciones ejecutivas el impacto de esa política que, según cálculos del gobierno cubano, ha costado a la isla más de mil millones de dólares desde su implantación en 1961.

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Los cubanos ya están listos para la visita de Obama


Para ese cálculo La Habana agrupa datos como la pérdida de capacidad de producción, las oportunidades de exportación y los problemas de abastecimiento interno que causa el embargo.

Del lado estadounidense, varios sectores -desde agrícola a farmacéutico- aseguran que el país pierde más de 1,200 millones de dólares al año en potenciales negocios que no se pueden concretar sin violar el embargo.

Pese al interés económico, al cambio en la opinión pública -un 60% favorece el fin del embargo- y a la pérdida de poder del llamado “lobby cubano”, no existe todavía disposición en el Congreso en Washington para cambiar esas leyes.

Algunos observadores estiman que, en lo inmediato, el gobierno dejará que estas leyes languidezcan, sin hacerlas cumplir. Pero esto crearía un vacío legal que podría disuadir a muchos a no meterse en tratos con La Habana, temerosos de lo que pueda pasar si la llegada de un gobierno más conservador a la Casa Blanca desmonta el proceso de deshielo.

Lo que cambió;

  • Más viajes a Cuba – 150 mil visitantes
  • Más cuentapropistas en Cuba – 20% de la fuerza laboral
  • Más asilados en EEUU -45 mil aplicaciones en 2015

Lo que no ha cambiado:

  • El embargo de EEUU
  • Base naval estadounidense en Guantánamo
  • Derechos humanos en Cuba

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