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Desinformacion

Vivimos una descomunal avalancha de desinformación: “¿Qué pasa si ya nadie cree en nada?”

No creen en resultados de las elecciones. No creen en vacunas. No creen en medios de comunicación. ¿Qué pasa cuando las teorías de la conspiración van demasiado lejos? Internet ha hecho que sea más fácil que nunca difundir teorías falsas sobre cualquier cosa. Y algunos políticos explotan esas teorías y a los que las creen.
Publicado 4 Feb 2024 – 01:07 PM EST | Actualizado 4 Feb 2024 – 01:07 PM EST
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Días después de que los incendios de Maui, en Hawaii, mataran a decenas de personas en agosto pasado, un mensaje se difundió con alarmante velocidad en YouTube y TikTok: el incendio en la isla se inició deliberadamente con armas de energía futuristas desarrolladas por militares.

Pronto surgieron supuestas 'evidencias': imágenes en TikTok que mostraban una luz blanca en un vecindario, enviando llamas y humo al cielo. El video fue compartido millones de veces, amplificado por radicales antigubernamentales y partidarios de la teoría de la conspiración de QAnon, y presentado como 'prueba' de que los líderes se habían vuelto contra los ciudadanos.

"¿Y si Maui fuera solo una práctica (...) para que el gobierno pueda usar un arma de energía directa contra nosotros?”, preguntó una mujer en TikTok.

El clip no tuvo nada que ver con los incendios de Maui. En realidad, era un video de la explosión de un transformador eléctrico en Chile. Pero eso no impidió que se usara el clip en redes para sembrar más miedo y dudas.

Las teorías de la conspiración tienen una larga historia en Estados Unidos, pero ahora pueden difundirse en todo el mundo en segundos, amplificarse por las redes sociales, erosionando aún más la verdad con una nueva fuerza destructiva.

Ahora que Estados Unidos y otras naciones se enfrentan a importantes elecciones en 2024, los peligros de la rápida difusión de desinformación, utilizando tecnología cada vez más sofisticada como la inteligencia artificial, ahora también amenazan a la democracia misma, al alimentar a los grupos extremistas y al alentar la desconfianza.

“¿Qué pasa cuando ya nadie cree en nada?”

"Creo que el mundo de la posverdad puede estar mucho más cerca de lo que nos gustaría creer", dijo A.J. Nash, vicepresidente de inteligencia de ZeroFox, una empresa de ciberseguridad que rastrea la desinformación. “¿Qué pasa cuando ya nadie cree en nada?”

Los extremistas y autoritarios utilizan la desinformación como arma potente para reclutar nuevos seguidores y ampliar su alcance, utilizando vídeos y fotografías falsos para engañar a sus seguidores.

E incluso cuando no logran convencer a la gente, las teorías de conspiración adoptadas por estos grupos contribuyen a aumentar la desconfianza hacia las autoridades y las instituciones democráticas, lo que hace que la gente rechace fuentes confiables de información y al mismo tiempo fomenta la división y la sospecha.

"¿En qué puedo creer aquí?"

A falta de regulaciones federales significativas que rijan las plataformas de redes sociales, corresponde en gran medida a las empresas tecnológicas vigilar sus propios sitios, lo que genera normas y cumplimiento confusos e inconsistentes.

Meta, propietaria de Instagram y Facebook, dice que hace un esfuerzo por eliminar contenido extremista. Plataformas como X, antes conocida como Twitter, así como Telegram y sitios de extrema derecha como Gab, permiten florecer esos contenidos.

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“Tienen sangre en sus manos”: senadores cuestionan a ejecutivos de redes sociales por la falta de seguridad para menores


Los funcionarios electorales y algunos legisladores han sugerido regulaciones que rigen la IA, incluidas reglas que requerirían que las campañas políticas etiqueten imágenes generadas por IA en sus anuncios. Pero esas propuestas no afectarían la capacidad de grupos extremistas o gobiernos extranjeros de utilizar la IA para engañar a la gente.

Mientras tanto, las plataformas tecnológicas con sede en Estados Unidos han dado marcha atrás en sus esfuerzos por erradicar la información errónea y el discurso de odio, siguiendo el ejemplo de Elon Musk, quien despidió a la mayoría de los moderadores de contenido cuando compró X.

"Ha habido un gran paso atrás", dijo Evan Hansen, quien fue director de curación de Twitter antes de irse cuando Musk compró la plataforma. “Se ha vuelto una tarea muy difícil para el observador casual descubrir: ¿qué creo aquí?”

Hansen dijo que será necesaria una combinación de regulaciones gubernamentales, acciones voluntarias de los titanes tecnológicos y conciencia pública para combatir la próxima ola de desinformación. Señaló que la guerra entre Israel y Hamas ya ha visto una avalancha de fotografías y videos falsos y alterados. Las elecciones de este año en Estados Unidos crearán oportunidades similares.

El 'factor Trump' de desinformación

La desinformación difundida por grupos extremistas e incluso políticos como el expresidente Donald Trump puede crear las condiciones para la violencia, al demonizar al otro lado, atacar instituciones democráticas y convencer a sus seguidores de que están en una lucha existencial contra aquellos que no comparten sus creencias.

Trump ha difundido mentiras sobre las elecciones y sus oponentes durante años. Basándose en sus engañosas afirmaciones de un supuesto 'Estado Profundo' ( Deep State, en inglés) que controla 'desde las sombras' el gobierno federal, se ha hecho eco de QAnon y otras teorías y ha alentado a sus seguidores a ver a su gobierno como un enemigo.

La lista de incidentes atribuidos a extremistas motivados por teorías de conspiración está creciendo. El asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021, el fervor antiinmigrante en España; y el odio antimusulmán en la India: en todos los casos fueron fomentados por personas que creían en teorías de conspiración sobre sus oponentes y que decidieron que la violencia era una respuesta apropiada.

Las encuestas y estudios de investigación sobre teorías de conspiración muestran que aproximadamente la mitad de los estadounidenses creen en al menos una teoría de conspiración, y esas opiniones rara vez conducen a la violencia o al extremismo.

Pero para algunos, estas creencias pueden conducir al aislamiento social y la radicalización, interfiriendo con sus relaciones, carreras y finanzas. Para un subconjunto aún más pequeño, pueden conducir a la violencia.

Los creyentes de conspiraciones: teorías sí, hechos no

Para los creyentes de estas teorías, los hechos no importan.

Melissa Sell, residente de Pennsylvania de 33 años, se encuentra entre quienes han perdido fe en los hechos. Dijo que comenzó a perder la confianza en el gobierno y los medios poco después del tiroteo en la escuela Sandy Hook de 2012 en Newtown, Connecticut, que dejó 20 niños y seis educadores muertos.

Sell pensó que el atacante parecía demasiado pequeño para llevar a cabo un acto tan sangriento, y las entrevistas con los seres queridos afectados parecían demasiado perfectas. “Parecía un guión. Las piezas no encajaban”, dijo.

Esa idea (que las víctimas del tiroteo eran actores contratados como parte de un complot para impulsar leyes de control de armas) fue notablemente difundida por el teórico de la conspiración Alex Jones. Las familias de las víctimas de Sandy Hook demandaron y posteriormente se ordenó al anfitrión de Infowars pagar casi 1,500 millones de dólares en daños y perjuicios.

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Alex Jones tendrá que pagar $49 millones a padres de víctimas en Sandy Hook por su teoría conspirativa sobre el tiroteo


En 2018, un teórico de la conspiración de Florida envió por correo bombas caseras a CNN, a la exsecretaria de Estado Hillary Clinton y a varios otros demócratas importantes. Las redes sociales del hombre estaban llenas de publicaciones sobre sacrificios infantiles y ataques químicos: la afirmación desacreditada de que las nubes de vapor de los aviones contienen sustancias que se utilizan para controlar a la población.

En otro acto de violencia vinculado a QAnon, un hombre de California fue acusado de usar un fusil para matar a sus dos hijos en 2021. Le dijo a un agente del FBI que las teorías de conspiración de QAnon lo habían iluminado y se había convencido de que su esposa “poseía ADN de serpientes y se lo había transmitido a sus hijos”.

La pandemia de coronavirus creó condiciones ideales para nuevas teorías de conspiración. Los temores sobre las vacunas llevaron a un farmacéutico de Wisconsin a destruir un lote de las vacunas, mientras que falsos supuestos tratamientos y curas para el covid-19 provocaron hospitalizaciones y muertes.

Asalto al Capitolio el súmmum

del peligro de las teorías conspirativas

Sin embargo, pocos acontecimientos recientes muestran el poder de las teorías de conspiración, como la insurrección del 6 de enero, cuando miles de partidarios de Trump irrumpieron en el Capitolio y pelearon con la policía en un intento de interrumpir la certificación de las elecciones de 2020.

Más de 1,200 personas han sido acusadas de delitos relacionados con los disturbios en el Capitolio. Muchos de los acusados dijeron que habían creído las teorías de conspiración de Trump sobre una elección robada.

Ahora muchos teóricos de la conspiración insisten también en que estos incidentes nunca ocurrieron y que eventos como el ataque del 6 de enero fueron en realidad eventos de bandera falsa inventados por el gobierno y los medios.

“¿Quién fue el mayor difusor de información errónea sobre el covid: un tipo con cuatro seguidores en Twitter o el presidente de Estados Unidos? En el (asalto al Capitolio) la gente decía: ‘Esto es culpa de Facebook’. No. El presidente de Estados Unidos dijo a sus seguidores que estuvieran allí, en ese momento y que lucharan como el infierno", dijo Joe Uscinski, profesor de la Universidad de Miami y experto en las teorías de la conspiración, quien dice que si bien internet desempeña un papel en la difusión de teorías de conspiración, la mayor culpa recae en los políticos que explotan a los creyentes.

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