Las tres lecciones que sacamos del caso Neil Young versus Spotify
Si te gusta la música y te preocupa la desinformación, te debes haber enterado de la reciente crisis entre el cantante canadiense Neil Young y el servicio de streaming de música Spotify.
Habrás visto que Young criticó a la plataforma por hacer un contrato de $100 millones al podcaster Joe Rogan, presentador que muchas veces abre espacio a contenidos falsos y contrarios a las vacunas.
Seguramente también habrás leído que, tras la presión pública de Young, que pidió a Spotify que escogiera entre su música o el contenido de Rogan, la plataforma prefirió quedarse con el podcaster (que puede llegar a tener 11 millones de oyentes por episodio).
Y finalmente habrás escuchado que, enojados con esta decisión, al menos otros dos músicos, la cantante Joni Mitchell y el guitarrista Nils Lofgren, decidieron dejar el servicio de streaming.
¿Pero qué lecciones aprendimos con todo esto?
En un nivel muy básico: está claro que la tolerancia con las noticias falsas anda cada vez más baja y que las empresas deben poner atención extra a este tema, porque las “ fake news” pueden tener impacto, incluso financiero, en el negocio.
El 24 de enero, el día en que Young envió su carta de queja a Spotify, la Bolsa de Nueva York negociaba las acciones de Spotify a $193.56. Cuatro días más tarde –cuando estaban inmersos en la controversia mundial–, el valor de la acción bajó a $172.98. Cálculos realizados por la revista Variety indican que esta fluctuación hizo que Spotify perdiera $ 2.1 mil millones en valor de mercado, y esto no es poco.
Aun dentro del universo financiero, ha sido curioso constatar que anuncios que indican caminos contrarios a la desinformación tienen un impacto positivo. Las acciones de Spotify volvieron a subir el 31 de enero, después de que el podcaster Joe Rogan se disculpara por dar espacio a falsas narrativas en su programa y de que el CEO de Spotify, Daniel Ek, publicara la política que el servicio de streaming adoptará contra las “ fake news” sobre el covid-19. A partir de ahora, los contenidos sobre relacionados con este tema mostrarán un enlace que llevará a los usuarios a un centro de información oficial sobre la pandemia.
Otra lección evidente de este episodio es que la opinión pública aún tiene poder de ejercer influencia en las corporaciones mundiales. Mientras hashtags (etiquetas) como #DeleteSpotify, #CancelSpotify y #ByeSpotify se hacían populares en las redes, la competencia del sistema de streaming se preparaba para aprovechar la oportunidad. El 27 de enero, por ejemplo, Apple Music fijó en su muro de Twitter una publicación que se titula “The home of Neil Young” (“La casa de Neil Young”), para presentar todo el catálogo del cantante en su plataforma.
Pero vale la pena subrayar aquí la tercera lección: que todo tiene su lado negativo. Y en este caso son dos.
El primero tiene que ver con la narrativa errónea de que Young y aquellos que le apoyaron son censores que buscan impedir el debate libre de ideas. Así que dejemos claro, de una vez por todas, que Spotify tiene total libertad para difundir el contenido que quiera. Que Joe Rogan puede invitar a sus programas a los antivacunas que desee. Lo que no pueden es impedir las críticas. Como verificadora de datos, es evidente que me gustaría tener plataformas totalmente libres de mentiras, sobre todo aquellas que tienen impacto en la salud de la humanidad. Y entiendo que caminamos en este sentido, pero a pasos lentos.
Hablando de lentitud, impresionó el bajo número de músicos que se adhirieron a Young, solo Joni Mitchell y Nils Lofgren. Si pensamos que este episodio tuvo impacto internacional e imaginamos la cantidad de músicos que hoy ofrecen contenido en Spotify, diría que el impacto de la carta de Young ha sido pequeño. Observemos de ahora en adelante si otros íconos de la música –quizá en otros idiomas – pasarán a estar más atentos al contenido producido por sus vecinos de plataforma.
Y tú, como usuario de Spotify, chequea si la nueva política anunciada por la empresa realmente funciona, ¡y no solo en inglés! Queremos una plataforma responsable, ¿verdad?
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