Cabo llegó a su final: ¿qué sucedió con Sofía, Alejandro y sus enemigos? Así fue el desenlace de la novela

Luego de intensos capítulos donde la fuerza del amor se puso a prueba, la telenovela protagonizada por Bárbara de Regil y Matías Novoa llegó a su final. A pesar de los constantes intentos de sus enemigos por separarlos, los personajes de Sofía y Alejandro pudieron alcanzar la dicha. Recorre a continuación los momentos cumbre del desenlace de Cabo.

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Sofía y Alejandro no dejaron escapar el amor en Cabo

Un camino repleto de grietas y espinas fue el recorrido por Sofía y Alejandro. Desde el inicio de su amor las mentiras se interpusieron entre ellos, pues Eduardo usurpó la identidad de su hermano para casarse con ella y tejer un plan para quedarse con toda una fortuna.

Sin embargo, la verdad se abrió paso ante la maraña de engaños y aunque las barreras para amarse se percibían infranqueables, ambos lograron reencontrarse en el sitio que vio nacer su amor.

Inesperadamente, Alejandro se presentó ante Sofía con el primer regalo que le dio su padre con el propósito de dárselo al bebé que esperaban. Con el corazón en la mano, el empresario le expresó: "cuando murió mi padre no pude hacer nada para recuperarlo, pero como el amor es eterno a ti sí te puedo recuperar".

Sabedor de que en el mar comenzó la historia que juntos escribieron, el empresario aprovechó estar frente a él para pedirle a su amada una oportunidad más. Con una dulce mirada, ella le respondió: "estoy en paz porque estoy contigo". Así, caminaron agarrados de la mano para darse un beso abrazados por las olas del océano.

Más tarde regresaron al yate que una vez compartieron para sellar su nuevo pacto. "Aquí en medio del mar, solos tú y yo, ya sé que eres lo único que quiero en mi vida", le aseguró Alejandro, mientras Sofía le correspondió con amor: "te quedaste en mi corazón, en mi cuerpo y en mi alma". Con un beso ataron sus corazones eternamente.

La maldad de Eduardo lo condenó a una cama de por vida

La envidia y el rencor envenenaron su vida. La ambición y el odio marcaron el rumbo de sus pasos, pero el destino ya le tenía a Eduardo una cuenta pendiente.

En una batalla final, Alejandro confrontó a su medio hermano por todo el daño que le causó a su familia y a la propia Sofía. Ambos se enfrascaron en una furiosa pelea en la que el villano estaba dispuesto a asesinar a su rival de amores.

Cuando sus crueles manos estaban ahorcándolo, Eduardo recibió en la cabeza un inesperado golpe de su madre Lucía. El impacto tendría graves consecuencias y conduciría al antagonista hasta un castigo que jamás imaginó.

Los médicos informaron a la familia que a causa del golpe en la cabeza, Eduardo permanecería en estado vegetativo por el resto de sus días. La noticia cayó como un balde de agua fría para Lucía, quien se mantendría a su lado cuidándolo.

Isabela, una vida sentenciada a la cárcel en Cabo

La rabia desatada llevó a Isabela a atentar contra Sofía, pero Rebeca se interpuso en el ataque para salvar a su hermana. Herida de bala, la joven no sobreviviría, provocando un profundo dolor en Sofía y su padre Alfonso.

El crimen marcaría por completo el destino de Isabela. Desesperada le exigió a su hermana Karen que pagara lo necesario o que sobornara a quien fuera para conseguir su libertad. No obstante, la respuesta fue contundente: pasaría largos años en prisión por la muerte de Rebeca.

Obsesionada con el amor de Alejandro, Isabela mantenía la esperanza de recuperarlo, pero todo era fruto de su imaginación, pues la única realidad que viviría sería detrás de las rejas.

El amor se apoderó de Cabo

Sofía y Alejandro no fueron las únicas parejas que vieron triunfar su amor. Vanessa y Max finalmente pudieron comenzar una relación tras los obstáculos provocados por el qué dirán y por la propia maldad de Eduardo.

Don Poncho y Malena también alcanzaron la felicidad y juntos emprendieron un nuevo negocio a las orillas del mar. Por su parte, Blanquita y Luis alejaron las dudas de sus corazones y retomaron el romance que dejaron en puntos suspensivos.

Así, el amor se sobrepuso a una ola de trampas y, con la fuerza del mar, se apoderó de todos los rincones de Cabo.