“Yo estaba con la ilusión de poder llegar a EEUU para recomenzar una vida mejor”, dice la pequeña Rocío Ruiz, de 8 años, quien, junto con su madre, Dixai Vega, se encontraba en Cancún el 5 de enero. Cuatro días después, la noche del 9 de enero, ambas cruzaron la frontera para entregarse a las autoridades y pedir asilo, pero la nueva política del gobierno federal derrumbó sus planes. Ahora, temen no calificar al parole humanitario.