La dura trayectoria de Javier Rosales, su esposa, Jessica Sánchez, y sus cuatro hijos, comenzó atravesando la selva del Darién, por la que este venezolano tuvo que pasar en hombros, a veces de su esposa, a veces de otros que los ayudaban en el camino. Tras cinco meses, lograron llegar a EEUU, donde sueña con tener un tratamiento que le permita volver a caminar.