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Crisis en Venezuela

"¡Dios quiera que nos dejen pasar!": Ecuador comenzó a pedir visas a los venezolanos este lunes

El gobierno de Quito comenzó a exigir visado a los venezolanos que deseen entrar a su territorio, así sea de paso. La nueva medida complica el tránsito de los migrantes que ni siquiera tienen pasaporte y que pretenden seguir viaje hacia el sur del continente, donde las restricciones para establecerse son menores. En protesta contra la medida, un grupo de migrantes cerró parcialmente el paso en uno de los puentes fronterizos con Colombia.
26 Ago 2019 – 07:09 PM EDT
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Venezolanos sin visa o sin pasaporte que no pudieron entrar a Ecuador este 26 de agosto de 2019 por el puente internacional Rumichaca, frente a una barrera de policías ecuatorianos. Crédito: Edu Leon

IPIALES, Colombia.- El último bus llegó al principal paso fronterizo entre Ecuador y Colombia cinco minutos después de la medianoche del domingo 25 de agosto. Los casi cincuenta pasajeros venezolanos que iban a bordo sabían que ya llegaban tarde y achacaron todas las culpas al conductor, que se perdió en el último tramo del camino.

“Pensamos llegar como a las 9:00 o 10:00 de la noche, pero el bus dio muchas vueltas, ahora no sabemos qué hacer”, dijo Teresa González a los trabajadores de los organismos humanitarios instalados en el Puente Internacional Rumichaca para atender a los migrantes venezolanos varados en esa frontera, que desde este lunes necesitan una visa para entrar a Ecuador.

El gobierno de Lenín Moreno anunció hace un mes la medida, ahora en vigor, de exigir visa a los venezolanos que deseen entrar a su territorio, así sea de paso, junto con una “amnistía migratoria” que ampará a partir de octubre a los venezolanos que hubiesen ingresado al país antes de este de la exigencia de visado; es decir, antes de la medianoche de este 25 de agosto.

Muchos venezolanos apresuraron sus planes para viajar antes de que Ecuador se convirtiera en un obstáculo en el camino hacia el sur del continente. Entre ellos estaban los 12 miembros de la familia González, que viajaban en ese último autobús que llegó a la frontera este domingo.

“Dios quiera que nos dejen pasar”, rogaba Teresa González, que lideraba el grupo familiar. La meta de todos es llegar a Perú para reunirse con un hermano de Teresam que desde hace año y medio vive en Trujillo. “Nos enteramos de la visa cuando veníamos y buscamos los medios para venir lo más pronto. En una agencia de Cúcuta nos aseguraron que íbamos a llegar a tiempo, estaban cobrando 130 dólares por persona, pero nos lo dejaron a 100 sin la comida”, contó la mujer de 40 años.

Desde que el presidente Moreno anunció la medida, la información oficial sobre los mecanismos para tramitar el visado fue escasa. Cuando faltaba una semana para que entrara en vigor la medida, el Ministerio de Relaciones Exteriores y Movilidad Humana informó que la solicitud debía realizarse vía online, a través de los consulados virtuales de Ecuador en cada país, y el trámite debía ser presencial en los consulados que funcionan en Caracas, Bogotá y Lima.


Las cifras de migración señalan que alrededor de 22,000 venezolanos ingresaron solo en la última semana por los dos principales puntos de frontera: Rumichaca y San Miguel. Para muchos, Ecuador es solo un lugar de tránsito y su destino final es Perú, que es el segundo país de la región con mayor presencia de venezolanos (750,000 hasta abril de 2019).

Aunque Perú exige visado a los venezolanos desde el 15 de junio, tiene vigentes varias excepciones, y una de ellas favorece la migración con fines de reunificación familiar.

Ecuador no ha establecido ningún tipo de excepciones y ante el argumento de algunos migrantes que quieren pasar para avanzar al Perú, los policías de frontera les dicen que pueden tomar un vuelo directo desde Colombia.

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La numerosa familia González salió del estado venezolano de Aragua. La mayor del grupo es la abuela Carmen, de 65 años, y el más pequeño, Andrés, tiene un año y medio. Teresa contó que se animaron a venir todos juntos después de que su hermano fue asesinado por la delincuencia: “Yo quería salir hace tiempo con mi esposo y mis hijos, pero hicimos un esfuerzo y me traje a mi mamá, a mi sobrina, a mis primos y a mi cuñada que no quiso quedarse sola después de lo que le pasó a mi hermano. Aquí estamos ya, gracias a Dios”.

Al menos ellos tuvieron la fortuna de que Acnur y otros organismos escucharan la historia del bus que se retrasó, y fueron parte de un grupo mínimo de personas que lograron entrar después de que Ecuador pusiera un cerrojo a su frontera.


La madrugada de este lunes, el resto de los viajeros que no pudieron franquear las puertas de Ecuador fueron llevados a albergues en el lado colombiano para escapar del frío de 8 grados centígrados que se registraba en el puente fronterizo. Una voluntaria de la Cruz Roja, que ayudaba en esta tarea, dijo que apenas ahora empezaba la crisis: falta atender a quienes sigan llegando en los próximos días y solo tienen capacidad para albergar a 700 personas.

A lo largo del día, los venezolanos continuaron llegando hasta el punto fronterizo. La mayoría de ellos no llevaba pasaporte ni visa y presentaban inútilmente sus desvencijadas cédulas de identidad para solicitar la carta andina. Los policías de Colombia y Ecuador les explicaron que así no podían pasar y algunos migrantes, en protesta, se sentaron en una de las vías del puente y cortaron el tránsito durante la tarde.

Mientras, las autoridades de Ecuador reforzaron su presencia policial y militar tanto en los principales cruces fronterizos como en los numerosos pasos clandestinos entre Colombia y Ecuador.

Para Javier Arcentales, abogado especialista en temas de migración, la medida del visado complica la situación de los venezolanos que buscan abrigo en otros países de la región. “No implica que la población va a dejar de salir de su país, porque los factores de expulsión no han cesado, sino que el ingreso ahora será en condiciones de irregularidad”, señala.


La Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) está en la frontera, pero su capacidad de maniobra es limitada. A veces, el personal de chalecos azules en el lado colombiano detecta un caso que puede calificar para refugio y hace la recomendación, pero la decisión de aceptarlo o no está en manos de Ecuador.

“Identificamos los casos que tienen necesidad de protección internacional, normalmente las personas nos buscan y nosotros hacemos la evaluación, pero no tomamos ninguna decisión”, dice Alexander Taha, coordinador de Acnur en Nariño. En el día previo al visado, alrededor de 40 personas llenaron solicitudes de refugio en Ecuador que serán contestada en no menos de tres meses.

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