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Pequeñas empresas

Misha, la reina de los cupcakes en Miami

Como muchas hispanas emprendedoras, su propia casa fue su taller de trabajo durante los comienzos de Misha’s Cupcakes, uno de los negocios de postres más representativos del sur de Florida.
Publicado 7 Nov 2022 – 05:55 PM EST | Actualizado 28 Feb 2023 – 09:16 PM EST
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Más del 95 % de sus 80 empleados son hispanos, y para Misha Kuryla eso ha hecho la gran diferencia en el éxito de su empresa, Misha’s Cupcakes. Sí, esos postrecitos que de solo escuchar el nombre hacen que la boca se vuelva agua.

Seguro que los has probado… ¿Quién no?

Ella es una latina orgullosa. A lo largo de su vida, en el colegio y la universidad, siempre sintió que “era diferente”, en el buen sentido de la palabra.


Su acento, que es una interesante mezcla de lo heredado de su madre mexicana y su padre criado entre México y Perú, la hacía resaltar de entre sus compañeros de escuela en su natal Miami, y luego entre los de la Universidad en Pensilvania, Filadelfia, y los de la Universidad Internacional de Miami, donde consiguió un MBA en negocios.

El instante en que se le prendió el bombillo para su negocio es algo inolvidable.

“Conducía mi auto con mi hija de 5 meses y escuchaba en la radio la historia de una empresa de cupcakes en Los Ángeles que vendía mil unidades al día, y pensé, ¡yo puedo hacer eso!”.


Así que se puso manos a la obra. “Empecé en mi casa, trabajando cuando mi hija dormía, temprano en la mañana. La alimentaba y la ponía a dormir, trabajaba por un par de horas, y cuando se despertaba la llevaba conmigo a dejar pastelitos a vecinos, amigos y a negocios que representaran posibles oportunidades de venta al por mayor”, dice.


Desde su cocina y sin empleados por los primeros seis meses “gasté lo que costara para hacer los cupcakes que necesitaba para ese día, ya fuese que los estuviera donando a un evento de caridad -como sigue haciéndolo-, repartiendo muestras o preparando para un pedido”.


En su momento, la inversión monetaria no era mucha pues solo gastaba en suministros, pero eso cambió para el verano de 2006 cuando comenzó a “vender en diferentes cafés y panaderías en el área, y todo el dinero que gané lo volví a poner en el negocio. Después de un año de trabajar desde casa, había vendido $50,000 en pastelitos”.


Para el 2007 ya su negocio estaba formalizado legalmente y Misha contó con la suerte de que su padre invirtiera $30,000 para hacerlo crecer.

La gran sorpresa vino cuando “un mes después, le hice un cheque por la misma cantidad y le devolví su dinero completo. Ahora quería, tenía que y podía hacerlo todo por mi cuenta”, dice, recordando que fue con la mente enfocada en su meta que logró consolidar el flujo de dinero que salía y entraba de su creciente empresa.

Y como no todo en la vida es miel sobre hojuelas, Misha derramó lágrimas y se enfrentó a desafíos que parecían monumentales e imposibles de superar. De hecho, reconoce que algunas situaciones extremas fueron producto de sus propias determinaciones, no necesariamente las mejores.

“¿Lloré? ¡Absolutamente! ¡A veces todavía lo hago! Recuerdo cuando comencé… pensaba en mi cabeza que se trataba de demostrarle a quien fuera que yo podría hacerlo todo trabajando más duro, y más horas al día, a la semana, y sin dejar nada para mí misma emocional y físicamente”.

Pasado el tiempo, este modelo defectuoso de trabajo no funcionó, y la jornada laboral de 4 a. m. a 7 p. m. no era saludable ni para ella, ni para su familia.

Eso le pasó factura y le enseñó que “nada en extremo es bueno”.

“Experimenté mi punto más bajo cuando estaba embarazada de mi tercer hijo. Mi cuerpo no aguantó ese horario agotador e impulso implacable, y estuve hospitalizada durante dos meses con placenta previa. Me vi obligada a reducir la velocidad”. Y aunque continuó trabajando desde el hospital, aprendió algo que le cambió el futuro: debía aprender a delegar, y allí empezó a contratar uno, dos, tres empleados…

Eso sí, su aventura ha sido una montaña rusa. Durante los últimos 17 años el negocio de Misha ha pasado por altibajos, “hemos tenido nuestros obstáculos y no siempre hacemos lo que a todos nos haría felices, pero hacemos nuestro mejor esfuerzo, aprendiendo sobre la marcha”.

Hoy Misha está agradecida con su comunidad de Miami, “con todo su caos dinámico, sabor picante -comida y gente- y su diversidad cultural. Amo que mis hijos hablen español, lo estudien y tengan la oportunidad de abrirse a lo que ofrece el mundo, pero específicamente el crisol hispano”.

Y cámara rápida al presente-futuro, lo que se cuece en su cocina... ;) es “fantástico”.

“Misha's Cupcakes está creciendo”, y la próxima meta es la de “extender nuestra presencia a través de máquinas expendedoras de cupcakes. ¡Son tan geniales! Y obvio, junto con mi equipo de trabajo tenemos más por venir, aparte de las 7 tiendas y alianzas que ya tenemos”.

“Ahora siento que tengo la confianza para enfrentar las cosas difíciles. Y, cuando reconozco mi límite… o lo supero o busco ayuda de alguien con mejores herramientas para manejar esos asuntos. Definitivamente el apoyo de mi comunidad hispana ha sido crucial en mi camino, un camino en el que ¡jamás me rendiré!”.

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