La narcotraficante Griselda Blanco abonó a la ola de asesinatos que ocurrieron en Miami a principios de la década de 1980. Entonces era un campo de batalla de los carteles de Medellín y Cali. Se le consideraba la capital del crimen de Estados Unidos. Todo cambió hasta que la administración Reagan creó fuerzas policiales que combatieron a esas bandas. Más información en
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