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Taiwán

Lai Ching-te, el candidato oficialista que China califica de "separatista" y "buscapleitos", gana las decisivas elecciones en Taiwán

Lai Ching-te, candidato oficialista del Partido Progresista Democrático (PPD), ganó la elección presidencial en Taiwán el sábado, y así lo reconoció la oposición. Beijing se opone frontalmente a Lai, quien junto con la presidenta saliente, Tsai Ing-wen, rechaza los reclamos de soberanía de China sobre la isla.
Publicado 12 Ene 2024 – 08:02 PM EST | Actualizado 13 Ene 2024 – 08:31 AM EST
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El candidato oficialista Lai Ching-te, del Partido Progresista Democrático (PPD) se perfilaba este sábado como ganador de la elección presidencial en Taiwán, unos comicios vigilados a nivel global por sus posibles implicaciones en las relaciones con China.

El resultado de la elección presidencial y parlamentaria trazará el rumbo de las relaciones con Pekín durante los próximos cuatro años. Están en juego la paz y la estabilidad del estrecho de 110 millas de ancho que separa China continental de la isla autónoma que Beijing considera parte de su territorio.

Aparte de las tensiones con China, la elección giró en torno a asuntos internos tales como la desaceleración de la economía, la accesibilidad de la vivienda, el abismo creciente entre ricos y pobres y el desempleo.

China calificó la votación como una elección entre la guerra y la paz y había calificado a Lai como un "buscapleitos".

Beijing se opone frontalmente a Lai, quien funge como vicepresidente del gobierno saliente y que, junto con la presidenta saliente, Tsai Ing-wen, rechaza los reclamos de soberanía de China sobre la isla.

Sin embargo, Lai se ha ofrecido a dialogar con Beijing, que se ha negado y los califica de separatistas.

Se cree que Beijing prefería al Partido Nacionalista o Kuomintang (KMT), más afín a China.

Taiwán, en una constante tensión

China considera a Taiwán como parte de su territorio y ha prometido retomarla algún día, mientras que Estados Unidos es el principal soporte en materia de seguridad de la isla que, por años, ha tenido instaurado un gobierno democrático.

El presidente chino, Xi Jinping, nunca ha descartado el uso de la fuerza para someter a Taiwán bajo su control, y la amenaza que supone el poder militar de Pekín ha dominado la carrera hacia las urnas de los 23 millones de habitantes de la isla.

El candidato y vicepresidente del Partido Democrático Progresista (PDP), Lai Ching-te, se posicionó como defensor de la soberanía de la isla. Durante su campaña, pidió a los votantes que "elijan el camino correcto" para mantener fuerte la democracia de Taiwán.

Mientras que su principal oponente fue el exjefe de policía y alcalde Hou Yu-ih, quien afirmó que Lai es un peligro para las relaciones entre ambos lados del estrecho, y promociona a Kuomintang (KMT) como el único partido capaz de mantener la paz con China.

El Partido Popular de Taiwán (PPT), que ha surgido como una fuerza política inesperada y cuyo líder, Ko Wen-je, se presentó como una vía para salir del estancamiento del bipartidismo, despertó sentimientos contrarios al establishment.

El discurso político taiwanés durante la campaña abarcó desde el estancamiento de los salarios hasta los programas de vivienda social, pero el tema de las relaciones con China sigue siendo lo más importante para los votantes.

Y es que la creciente demostración de fuerza militar de China también ha endurecido a los taiwaneses frente a la retórica de Xi de que ambos lados del estrecho forman parte de "una sola familia".

¿Por qué China cree que le Taiwán le pertenece?

La historia de Taiwán es complicada y está llena de cambios políticos.

Los primeros que se asentaron en Taiwán fueron pueblos de las tribus austronesias, procedentes de Oceanía, el sureste asiático y partes de lo que es hoy el sur de China.

En los archivos chinos hay registro que datan de 232 A.D. que señalan que China envió a un grupo a explorar la isla. Este es un hecho que Pekín cita para respaldar sus reclamos territoriales.

Por un tiempo Taiwán estuvo bajo el dominio holandés de 1624 a 1661 y, posteriormente, fue dirigida por la dinastía Qing, de 1883 a 1895.

En 1895, después de la victoria de Japón en la primera guerra chino-japonesa, el gobierno Qing cedió Taiwán a Japón, pero, después tras su derrota en la Segunda Guerra Mundial, Japón tuvo que renunciar al control de todos los territorios que había ocupado en China.

Así fue como la República de China empezó a gobernar Taiwán con el consentimiento de los aliados Estados Unidos y Reino Unido.

Sin embargo, al final de la Segunda Guerra Mundial, China estaba inmersa en una guerra civil (1927-1949) entre nacionalistas, encabezados por el presidente Chiang Kai-Shek, y comunistas, liderados por Mao Zedong.

Tras perder la guerra, el presidente nacionalista y un millón y medio de seguidores se exiliaron en la isla de Taiwán. Allí, Chiang impuso una dictadura y estableció la República de China. Mientras tanto, en el continente se fundó la República Popular de China (RPC), liderada por el Partido Comunista.

“Durante décadas, tanto la República de China como la República Popular China divergieron en todas las políticas posibles excepto en una: ambos gobiernos estaban de acuerdo en que solo había una China y que Taiwán formaba parte de ella. Cada uno quería unir Taiwán al continente, pero bajo su propio gobierno”, explica Meredith Oyen, profesora asociada de Historia y Estudios Asiáticos, Universidad de Maryland en un artículo publicado en The Conversation.


Bajo esa política China sigue considerando a Taiwán como parte de su territorio. Además, pese que Taiwán tiene su propio gobierno y es de hecho independiente, nunca ha declarado formalmente su independencia de China continental.

Al día de hoy, el gobierno de la República Popular China, cuya capital es Pekín, considera Taiwán parte de su "territorio sagrado". La constitución de la República Popular China afirma que "es el elevado deber de todo el pueblo chino, incluidos nuestros compatriotas de Taiwán, llevar a cabo la gran tarea de reunificar la patria".

Separados por un estrecho, posturas ideológicas contrarias y un conflicto histórico, las dos Chinas, la República Popular China y la República de China, han coexistido desde entonces en medio de tensiones, a pesar de compartir algunas tradiciones, cultura y una lengua en común, el chino mandarín.

¿Cómo logró Taiwán su separación de China?

Pese a que inicialmente Taiwán se consideraba parte de China el panorama cambió desde hace un par de décadas y ha buscado separarse de Pekín. Ahora, Taiwán tiene una democracia vibrante de 23 millones de habitantes.

La isla pasó de la autocracia de los nacionalistas que huyeron de China en 1949, tras la toma del poder por el Partido Comunista, a la democracia en la década de 1990 y no ha mirado hacia atrás.

“El cambio comenzó con la democratización de Taiwán”, dice Owen, un proceso que se inició a principios de los años noventa tras décadas de gobierno autocrático. Gradualmente instauraron un sistema de elecciones directas para la asamblea legislativa, los gobernadores y los alcaldes, la isla celebró sus primeras elecciones democráticas a la presidencia en 1996.

Desde entonces Taiwán ha realizado votaciones con regularidad, lo que ha fortalecido la construcción de su gobierno.

La instauración de este gobierno democrático le ha dado los pobladores de la isla una sensación de pertenencia a una nación. En la actualidad, menos del tres por ciento de la población dice sentirse china, una evolución de la identidad desde 1992, cuando alrededor de una cuarta parte decía serlo.

Esto es un cambio generacional, las personas mayores de Taiwán ven la " unificación de China como algo inevitable", afirma Liu Wen, experto en historia y etnología de la Academia Sinica.

"Responden a la invasión de China y a los ejercicios militares de forma pasiva porque creen que con el tiempo... Taiwán y China se unirán".

Por otro lado, una gran parte de la población considera a Taiwán como su nación y no a China.

La comediante Kylie Wang, que dirige un popular podcast de noticias, se describió a sí misma como taiwanesa "sin ninguna duda". "Nací aquí y amo a mi país, así que soy taiwanesa. Mi identidad es taiwanesa", declaró la mujer de 38 años.

Ese sentimiento de aprobación y de identidad también se ha reflejado en el reconocimiento diplomático que con el paso de los años la isla ha ganado. Al menos 13 países, siete de ellos ubicados en América Latina y el Caribe, como Paraguay, Guatemala y Haití; cuatro en Oceanía, uno en África y otro en Europa (Ciudad del Vaticano) reconocen a Taiwán como Estado independiente.

¿Taiwán cada vez menos dependiente de China?

Algo que le ha ayudado a Taiwán a ganar terreno en su lucha por conseguir su independencia de China son sus buenos resultados económicos en años recientes.

La presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen, abandonará su cargo el próximo 20 de mayo, tras ocho años de mandato que estuvieron marcados por los permanentes roces con China y la pérdida de aliados diplomáticos.

Pero también el mandato de Tsai Ing-we resalta por un crecimiento económico superior al potencial, incluso en los peores tiempos de la pandemia por coronavirus, y por el fortalecimiento de las relaciones con sus socios más importantes, especialmente con EEUU.

El Producto Interno Bruto (PIB) de la isla se expandió a una media anual del 4.2 % entre 2020 y 2022, con un pico del 6.6 % en 2021, año en que las exportaciones alcanzaron un valor de 446,370 millones de dólares.

El peso de China en esas exportaciones ha ido descendiendo en los últimos años: si el gigante asiático aglutinaba el 40 % de todas las ventas en la isla entre 2016 y 2019, en 2023 ese porcentaje ha bajado al 35%; una caída incluso mayor en la inversión directa de Taiwán en China, que pasó del 65% del total durante los años del partido Kuomintang en el poder (2008-2016) al 34 % para el período 2016-2023, según cifras de Natixis, una empresa de gestión de activos.

El presidente que resulte elegido en los comicios del 13 de enero se encontrará una economía resiliente, con bajos índices de desempleo, altos niveles de consumo, escasa deuda y margen fiscal.

Sin embargo, Alicia García-Herrero, economista y profesora en la Universidad Sun Yat-sen de Taiwán observa una incertidumbre en las inversiones extranjeras a largo plazo en la isla, ante el “riesgo geopolítico” que entraña un posible conflicto con China.

“Todos los inversores tienen miedo de invertir a largo plazo en Taiwán por el riesgo geopolítico (...). La economía va un poco mejor, pero la inversión directa es que esa gente invierta veinte años, y claro, te dicen que no, que en veinte años no se sabe qué va a ser de Taiwán”, sentencia la economista.

¿Por qué bajo el gobierno de Xi las posibilidades de una invasión a Taiwán han ido aumentando?

Xi ha endurecido sus maniobras en Taiwán a medida que ha crecido la destreza y las ambiciones militares de China, también lo han hecho sus maniobras en torno a la isla.

En su discurso de Año Nuevo, el presidente chino indicó que la "reunificación" de China con Taiwán es "inevitable”, sin embargo, no dio ninguna fecha. El director de la CIA, Bill Burns, dijo el año pasado que China aspiraba a apoderarse de Taiwán en 2027, pero que la guerra en Ucrania puede darle hacerle esperar.

Mientras tanto en la isla casi a diario se detectan aviones de guerra, drones de reconocimiento y buques de guerra chinos, y hace poco Pekín organizó juegos de guerra masivos simulando un bloqueo y enviando misiles a las aguas circundantes.

Además, los ciberataques contra Taiwán crecieron drásticamente. Las autoridades taiwanesas estiman que las agencias gubernamentales enfrentan cinco millones de ciberataques diarios.

En el plano digital, las autoridades taiwanesas creen que China podría ir más allá de los ciberataques y tratar de cortar las comunicaciones de la isla con el resto del mundo.

"Todas estas amenazas reflejan sin duda el deseo de Pekín de avanzar hacia la 'reunificación'", señala Francoise Mengin, experta en China de Sciences Po.

Estados Unidos un factor decisivo en las reacciones de China

Durante dos décadas las tensiones en el Estrecho de Formosa no han hecho más que aumentar, alcanzando su punto máximo en verano de 2022, cuando la entonces presidenta de la Cámara de Representantes de EEUU, Nancy Pelosi -tercera en la línea de sucesión a la Casa Blanca-, visitó la isla, lo que provocó una reacción furiosa por parte de Pekín, ya que China considera que las visitas "no oficiales" son una violación de su soberanía y una provocación a su integridad territorial.

Tras la visita de Pelosi, las incursiones de aviones y barcos de guerra chinos en los límites geográficos de Taiwán han sido constantes, con un récord de 103 aeronaves registradas el pasado 18 de septiembre.


Por ello tras el anuncio este miércoles por parte de EEUU de su plan para enviar una "delegación no oficial" a Taiwán después de las elecciones presidenciales, las preocupaciones por la reacción militar de China al respecto han aumentado.

Hasta el momento Pekín ha dicho a EEUU que debe "abstenerse de intervenir” en las elecciones de Taiwán de “cualquier forma”, de cara a evitar causar “graves daños” a las relaciones bilaterales.

"China siempre se opone firmemente a cualquier forma de intercambios oficiales entre EEUU y Taiwán", dijo la portavoz del Ministerio de Exteriores chino Mao Ning, que reiteró que "solo hay una China en el mundo, y Taiwán es una parte inalienable de China", postura que defiende Pekín y en la que basa buena parte de sus relaciones internacionales.

Las amenazas de China en las elecciones de Taiwán

Durante todo el proceso electoral China ha amenazado en varias ocasiones que una victoria en las urnas de Lai supondría un "grave peligro" para las relaciones entre ambos lados del estrecho.

El funcionario chino Zhang Zhijun, presidente de la Asociación China para las Relaciones a través del Estrecho de Taiwán, pidió al pueblo taiwanés que este sábado tome "la decisión correcta" en las elecciones, a las que se refirió como una elección crucial "entre la paz y la guerra".

El funcionario instó a los taiwaneses a que permanezcan "en el lado correcto de la historia" y resaltó: "seguiremos oponiéndonos a la independencia de Taiwán y a cualquier interferencia desde el exterior".

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