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Guerra Israel-Hamas

Cómo las lluvias y el invierno (además de los bombardeos de Israel) están haciendo aún más "infernal" la vida en Gaza

En la Franja de Gaza, a los bombardeos de Israel y la invasión se suman ahora las lluvias y las bajas temperaturas del invierno para hacer más infernal la vida de los palestinos. En el enclave, más del 80% se ha visto desplazada por la guerra.
Publicado 14 Dic 2023 – 05:09 AM EST | Actualizado 14 Dic 2023 – 05:09 AM EST
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Las frías lluvias invernales han golpeado esta semana una Gaza ya azotada por la guerra, agravando el sufrimiento de los palestinos, que se han visto obligados a abandonar sus hogares y ahora sobreviven hacinados en tiendas de campañas inundadas.

Aziza al-Shabrawi intentó en vano sacar el agua de lluvia de la tienda de su familia, señalando que sus dos hijos viven en condiciones muy precarias.

"Mi hijo está enfermo por el frío intenso y mi hija está descalza. Es como si fuéramos mendigos", dijo a la AFP la mujer de 38 años. "A nadie le importa y nadie ayuda".

Las temperaturas bajan durante la noche. El miércoles, se sumó que la lluvia azotó el territorio devastado por la guerra, donde muchas tiendas de campaña quedaron encharcadas y muchos se vieron obligadas a dormir bajo láminas de plástico debido a la falta de un refugio mejor.

El jefe de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos en Oriente Medio (UNRWA) describió el deterioro de las condiciones en la franja costera como un “infierno en vida”.

Desplazados en Rafah viviendo en tiendas improvisadas

Shabrawi se encuentra entre las 1.9 millones de personas desplazadas durante los más de dos meses de guerra, la mitad son niños. Muchas huyeron al sur de Rafah siguiendo órdenes del ejército israelí, que también ha bombardeado esa parte de la Franja.

Primero se vio obligada a abandonar su hogar en el campo de refugiados de Jabalya, en el norte, y llegar a la ciudad sureña de Jan Younis, pero tuvo que seguir huyendo, hasta Rafah, mientras las tropas israelíes avanzaban hacia Gaza.

Rafah se ha convertido en un enorme campo para desplazados junto a la frontera con Egipto, con cientos de tiendas de campaña levantadas con madera y láminas de plástico.

"Pasamos cinco días al aire libre. Y ahora la lluvia ha inundado las tiendas", dijo otro residente desplazado, Bilal al-Qassas.

Ráfagas de viento sacudieron las frágiles estructuras, mientras la gente intentaba reforzarlas con más láminas de plástico.

"¿A dónde emigramos? Nuestra dignidad ha desaparecido. ¿Dónde hacen sus necesidades las mujeres? No hay baños", dijo Qassas, de 41 años. "Hemos empezado a añorar el martirio. No queremos comer ni beber", agregó.

Desplazados tienen una "necesidad desesperada" de alimentos, salud y protección

Desde el 3 de diciembre, decenas de miles de personas han llegado a Rafah, según la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas (OCHA), donde se enfrentan a "condiciones de hacinamiento extremo tanto dentro como fuera de los refugios".

Tienen "una necesidad desesperada de alimentos, agua, refugio, salud y protección", dijo la OCHA en un comunicado.

"Sin suficientes letrinas, prevalece la defecación al aire libre, lo que aumenta la preocupación por una mayor propagación de enfermedades, especialmente durante las lluvias y las inundaciones relacionadas".

La ONU ha advertido de la propagación de enfermedades como meningitis, ictericia e infecciones respiratorias, mientras el sistema hospitalario de Gaza está en ruinas y las autoridades de Hamas dijeron que se habían quedado sin vacunas para los niños, advirtiendo de "repercusiones sanitarias catastróficas".

A medida que la guerra se intensificó, muchos habitantes de Gaza huyeron de sus hogares con la ropa que llevaban puesta, en un momento en que las temperaturas eran considerablemente más cálidas.

La guerra estalló el 7 de octubre con un ataque de militantes de Hamas en el sur de Israel que mató a unas 1,200 personas, en su mayoría civiles, según funcionarios israelíes.

La respuesta militar de Israel ha provocado más de 18,600 muertes en Gaza, la mayoría de ellas mujeres y menores de edad, según el Ministerio de Salud del territorio controlado por Hamas.


En el tercer mes de la guerra, muchos palestinos dijeron a la AFP que sobreviven sin colchones, mantas o cualquier otra cosa que los mantenga calientes.

Bilal Abu Bakr, que huyó del campo de refugiados costero de Al-Shati, dijo que no tiene electricidad ni acceso a Internet para consultar el pronóstico del tiempo.

"De repente nos inundó el agua de lluvia", dijo este hombre de 49 años. "Solo tenemos una manta para nueve personas. Pedimos lo mínimo: algunos colchones, mantas y ropa para los desplazados.

"Hemos olvidado el sufrimiento de la guerra y ahora sufrimos el invierno y el frío glacial, ¿por cuánto tiempo?"

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