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El político más mentiroso de EEUU llega al Congreso

"Quienes creyeron que Donald Trump sería el campeón definitivo en la era de la posverdad en la política, no tuvieron suficiente imaginación para contemplar la llegada del flamante legislador de Long Island. Su incomparable mitomanía debuta en el Congreso este martes 3 de enero".
Opinión
Director de Integración de Redes y Multiplataformas y Redactor Jefe de Televisa Univision.
2023-01-02T13:54:25-05:00
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"La mitomanía enfermiza de Santos es la responsable principal de su masivo engaño a los neoyorquinos y al país". Crédito: Mary Altaffer/AP

Años de demagogia, prédica de “hechos alternativos” y negación de la realidad política y científica – como el rechazo de las evidencias sobre la evolución, la complejidad sexual y el calentamiento global - le engendraron al Partido Republicano la inevitable figura delirante de George Santos. Acaso el político más mentiroso en la historia del país, lo que representa un auténtico hito. Quienes creyeron que Donald Trump sería el campeón definitivo en la era de la posverdad en la política, no tuvieron suficiente imaginación para contemplar la llegada del flamante legislador de Long Island. Su incomparable mitomanía debuta en el Congreso este martes 3 de enero.

Santos derrotó por el amplio margen de 7% a su rival demócrata, Robert Zimmerman en el distrito legislativo número 3 de Nueva York, correspondiente a Long Island, un distrito con tradición demócrata. Lo hizo con la consabida retórica trumpista que demoniza al oponente: niega que Joe Biden le ganó limpiamente la presidencia a Trump y alimenta la sensación de víctimas que tienen muchos electores, sobre todo blancos no hispanos. Para lograrlo, Santos se labró además una personalidad alternativa y un heroico pasado falso, digno de Zelig, el documental ficticio de Woody Allen cuyo protagonista se hace célebre por su insólita capacidad de lucir y actuar exactamente como las personas a las que conoce.

En su lucha para conquistar un escaño en el Congreso, Santos, de 34 años de edad, les dijo a los infelices electores de Long Island que es parcialmente negro, relativamente hispano, descendiente de judíos que huyeron del Holocausto, execonomista de Goldman Sachs y Citigroup, egresado del Baruch College y de la Universidad de Nueva York, multimillonario, pionero de una tecnología para extraer carbón y sucesor de una familia que perdió su riqueza inmobiliaria durante la recesión de la primera década del 2000. Una herencia y una trayectoria realmente extraordinarias. Solo que falsas y fabricadas, según investigaciones periodísticas de The New York Times, The Washington Post y CNN y de acuerdo con algunas confesiones posteriores del propio mitómano. Santos solo admite haber “embellecido” o “retocado” su hoja de vida.

Ahora los medios nacionales compiten para divulgar las falsas caracterizaciones que ha propagado. Reportan que el político fabulista mintió al sugerir que su madre trabajaba en el World Trade Center en 2001 y murió poco después a consecuencia de los daños sufridos por el atentado terrorista (en realidad, falleció en 2016). Que falsamente sostuvo haber asistido a la prestigiosa escuela privada del Bronx Horace Mann School, donde no hay récord de su presencia. Informan además que, en Brasil, donde vivió hace unos años, usó una chequera robada para pagar mercancía en una tienda de ropas. Y sostienen que carece de la solidez económica como para haber prestado 700,000 dólares a la campaña con la que engañó a los crédulos votantes neoyorquinos. De ahí que las autoridades de Nueva York investiguen la procedencia de esos fondos, especialmente porque Santos se jacta de haber viajado a Moscú varias veces.

La mitomanía enfermiza de Santos es la responsable principal de su masivo engaño a los neoyorquinos y al país. Ojalá busque tratamiento psiquiátrico para ella. Pero no se puede negar una responsabilidad mayor por parte de una sociedad muchos de cuyos líderes enajenan a millones de votantes de la realidad, de su propia realidad, y los acostumbran a ver la política como un espectáculo más, no muy diferente a los estruendosos conciertos musicales, las telenovelas o los montajes de lucha libre.

Tampoco se puede negar la responsabilidad de los medios locales que suelen enfocarse en las noticias policíacas – la crónica social de las minorías negra e hispana en nuestras comunidades - e ignorar o desdeñar otras de gran importancia para los ciudadanos, como las candidaturas políticas y las elecciones.

En algunos de sus actos de campaña, Santos solía preguntar a multitudes que lo aclamaban en Long Island: “¿quiénes, de los que están aquí, están dispuestos a anular la elección para Donald Trump?” Era música para los oídos de los fanáticos a los que embelesó y mareó con mentiras y predicando el rencor y la venganza. Si tuviera un ápice de vergüenza, Santos renunciaría de inmediato, hoy mismo, a su escaño legislativo. Esto permitiría que se realice una nueva elección por el distrito 3 de NY. Pero si persevera en venderse como un legítimo legislador, ¿qué nuevas mentiras patológicas llevará a la casa del pueblo norteamericano? ¿Y cuáles serían las implicaciones para el país de su exitosa campaña de falsedades?

Mantengamos la sintonía. El vergonzoso espectáculo que lleva el nombre de George Santos apenas comienza, cortesía de un partido moralmente enfermo y una sociedad vulnerable a sus atentados contra nuestra democracia.

Nota: La presente pieza fue seleccionada para publicación en nuestra sección de opinión como una contribución al debate público. La(s) visión(es) expresadas allí pertenecen exclusivamente a su(s) autor(es) y/o a la(s) organización(es) que representan. Este contenido no representa la visión de Univision Noticias o la de su línea editorial.


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