"Los medios de comunicaciones, la prensa, no pueden darse el lujo de actuar como simpatizantes de un narcisista maligno sin poner en peligro nuestra convivencia pacífica, nuestra democracia y nuestras libertades individuales. Su deber es estar alertas, exponer con esmero e integridad sus falsificaciones y excesos y hacer todo lo ética y periodísticamente justificable para evitar que reconquiste el poder con la intención de quedárselo indefinidamente, como hizo Trump tras su derrota de 2020".