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Cómo la peste negra sigue afectando nuestra salud 700 años después

Un nuevo estudio publicado en la revista Nature analizó el ADN de esqueletos humanos y halló mutaciones que ayudaron a las personas a sobrevivir a la llamada peste negra. Pero siete siglos después, esas mismas mutaciones están asociadas con enfermedades autoinmunes, como la enfermedad de Crohn.
Publicado 20 Oct 2022 – 07:18 AM EDT | Actualizado 20 Oct 2022 – 07:18 AM EDT
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La pandemia de la llamada peste negra, que arrasó con entre el 30 y el 50% de la población de Eurasia y África a mediados del siglo XIII, dejó un impacto tal en el código genético de la humanidad que a día de hoy sigue influyendo en la salud de las personas.

Un nuevo estudio, publicado en la revista Nature, analizó el ADN de esqueletos humanos y halló mutaciones que ayudaron a las personas a sobrevivir la enfermedad; pero esas mismas mutaciones a día de hoy, 700 años después, están asociadas con enfermedades autoinmunes, como la enfermedad de Crohn.

Si bien las mutaciones de entonces ayudaron a millones a salvarse, a día de hoy pueden dañar la salud de quienes las heredaron, lo cual constituye una "evidencia empírica del papel que desempeñaron las pandemias pasadas en la configuración de la susceptibilidad actual a las enfermedades", dice el estudio.

La peste negra, transmitida por las pulgas de los roedores, estuvo apareciendo y desapareciendo en oleadas o brotes durante unos 500 años. Los síntomas eran fiebre alta, dolor de cabeza, escalofríos y astenia (debilitamiento general) seguido por la inflamación de ganglios como los de la ingle ( buba, en latín) razón por la cual también se conoce como peste bubónica. Las 'bubas' inflamadas tomaban un color negruzco y resultaban dolorosas.

Un solo gen daba un 40% más de posibilidades de sobrevivir

Los investigadores que llevaron a cabo el estudio analizaron ADN extraído de dientes de 206 esqueletos centenarios de antes, durante y después de la pandemia.

Del tiempo de la pandemia se seleccionaron huesos de los famosos pozos de East Smithfield, en Londres, en donde hubo enterramientos masivos de muertos por la enfermedad, así como otros restos enviados desde Dinamarca.

Como resultado, se hallaron mutaciones en un gen llamado ERAP2, que produce proteínas que cortan los patógenos invasores y muestran sus fragmentos al sistema inmunológico, para que se prepare de manera efectiva para reconocer y neutralizar al agente infeccioso, algo similar a cómo funcionan algunas vacunas actuales.

De tener esas mutaciones, las personas tenían un 40% más de probabilidades de sobrevivir a la peste. Estos resultados se confirmaron a través de modernos experimentos con la bacteria Yersinia pestis, causante de la peste negra. Cuando se expuso la bacteria a la sangre de personas con esas mutaciones se pudo comprabar que con la presencia de las mutaciones había mucha mayor capacidad para hacer resistencia a la infección.


El gen aparece en diferentes versiones, unas que funcionan bien y otras que no hacen nada. Cada progenitor transmite una copia a la descendencia. Los más afortunados, heredan la variante que funcionaba de forma óptima. Así, esas útiles mutaciones se fueron transmitiendo de generación en generación, y se volvieron cada vez más comunes. Y persisten con los siglos.

Protegen de una posible peste negra, pero también se asocian con una mayor prediposición a otras enfermedades.

"Es enorme, vemos un cambio [genético] del 10% en dos o tres generaciones, es el evento de selección más fuerte en humanos hasta la fecha", dijo a BBC el profesor Hendrik Poinar, genetista evolutivo de la Universidad McMaster.

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