Un adolescente con autismo de 15 años murió por los disparos de un agente de la policía que acudió a su casa, y que asegura que fue amenazado con una herramienta de jardinería. La familia había pedido ayuda al 911 luego de que el joven comenzara a romper vidrios. El caso reavivó el debate sobre el uso de la fuerza policial en situaciones de crisis de salud mental.
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