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Arte y Cultura

Estos inmigrantes de Nueva York encontraron sus raíces creando una radio en kichwa

A través de una radio fundada en el Bronx, el ecuatoriano Segundo Angamarca y sus colaboradores están impulsando la cultura indígena con programas hablados en kichwa, una lengua en peligro de extinción.
14 Dic 2016 – 02:14 PM EST
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Rosa Cazho, una de las locutoras de la radio El Tambo Stereo, junto a Charlie Uruchima. Crédito: Mónica Parga

Como si fuera un superhéroe con una doble vida, cuando Segundo Angamarca termina su trabajo en la construcción se apresura hasta su estudio de radio para emitir el programa que presenta de 5 a 8 de la tarde cada día. El Tambo Stereo, la emisora que fundó en Nueva York, es la motivación que ha conducido su camino en Estados Unidos y el de otros muchos inmigrantes como él.

Los inicios de esta historia se remontan unos años atrás. Hacía poco que había llegado a la ciudad, y Segundo solía ir a buscar trabajo siempre al mismo lugar. Allí, en esa "parada", como la llamaban, coincidían muchos otros compatriotas de la comunidad kichwa y pasaban largos ratos charlando sobre las dificultades de adaptarse al nuevo país, de los retos de aprender inglés, y de cómo añoraban respirar el aire limpio de sus pueblos natales. "Cuánta falta nos hace nuestra música", decían.

Fue entonces cuando se dio cuenta de que tenía que hacer algo para traer su cultura de vuelta hasta los rascacielos de Manhattan.

El kichwa, una lengua indígena procedente de los Andes y descendiente del quechua, sobrevivió a la conquista española y la implantación del castellano, pero los efectos de la globalización y el deseo de sus hablantes por integrarse en el mundo occidental están haciendo que este tesoro milenario haya entrado en la lista de lenguas en peligro de extinción elaborada por la Unesco.

La radio, su gran pasión desde que alcanza a recordar, sería la solución, pensó Segundo. El primer programa de El Tambo Stereo, bautizado en honor a su pueblo natal, se emitió en 2011 desde el apartamento del Bronx donde vivía con su familia.

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De la frontera a la radio: Segundo Angamarca

Catorce años atrás estaba pisando Nueva York por primera vez. "Me acuerdo de memoria. Fue el mes de diciembre de 1997", dice a Univision Noticias. Tras despedirse de su esposa y su hija recién nacida, Segundo dio comienzo a un viaje que duraría seis meses desde Ecuador hasta llegar a la frontera. "Panamá, Costa Rica, Honduras, Nicaragua, El Salvador, Guatemala y México hasta alcanzar Estados Unidos", relata. "Mis hijas me preguntan, '¿si tuvieras la oportunidad de regresar al Ecuador y volver así como viniste?' yo creo que ya no sería capaz. Es una experiencia muy triste".

Segundo siempre tuvo la ilusión de regresar a Ecuador, hasta que pudo traerse a su familia y contempló la opción de quedarse en Estados Unidos hasta que las circunstancias lo permitiesen.

El Tambo Stereo se ha convertido en un punto de encuentro de la comunidad kichwa en Estados Unidos, un grupo poco visibilizado y del que no existen estadísticas oficiales. A través de programas educativos, sociales, musicales y de entretenimiento, Segundo proporciona un espacio en el que hablan sobre las preocupaciones y sueños de sus compatriotas. Actualmente cuentan con más de 11,000 seguidores en Facebook y transmiten a través de Internet. El pasado 13 de septiembre, el equipo de la radio fue invitado a las Naciones Unidas por el día de los pueblos indígenas.

En este pequeño cuarto de un sótano del Bronx, igual se puede escuchar a Elva Ambía Rebatta, peruana de 70 años e impulsora de la cultura quechua en la Gran Manzana, que a un grupo de niñas escolares tocando en directo una melodía indígena con la flauta de pan.

"En este país nos hace falta motivar a la gente que viene de allá", dice Segundo. "Cuando venimos acá tratamos de olvidar todas nuestras costumbres, por el sistema que hay en este país, y con estos programas nosotros intentamos motivar que estas culturas y tradiciones salgan a la luz y se fortalezcan".

Cada día reciben numerosas llamadas al programa. "Trato de coger experiencias", añade el locutor. "Hemos escuchado problemas con la familia, sobre la violencia", dice. "Las mujeres sufren mucha violencia y por miedo más que todo de ser indocumentadas no han denunciado, y así tratan de vivirlo durante años".

A Segundo se ha sumado un gran número de colaboradores, como por ejemplo Charlie Uruchima, un estudiante de New York University con el que fundó el programa Kichwa Hatari, considerada probablemente la única radio en Estados Unidos donde sólo se habla kichwa. Charlie forma parte del programa de estudios del quechua impulsado por NYU.

La joven Rosa E. Cazho, de 25 años, es otra de las locutoras. Su historia también incluye un duro viaje por la frontera, una travesía que hizo con 12 años y que le permitió volver a estar con sus padres, a quienes no había visto desde hacía casi una década. Llegó a Nueva York y su padre la mantuvo en casa durante un mes estudiando inglés, hasta que estuvo preparada y pudo inscribirla en la escuela media. Allí, sufrió bullying y tuvo que soportar los comentarios discriminatorios de sus compañeros de clase. "Mexicana, vete a tu país", recuerda que le decían.

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De la frontera a la radio: Rosa E. Cazho

Mientras hablamos, el hijo de Rosa corretea por el estudio, escondiéndose debajo de la mesa de mezclas de Segundo. "Me casé con 15 años. No gocé de la soltería, que se dice", señala con una sonrisa.

En cuanto su esposo se marchaba a trabajar, Rosa encendía la radio y escuchaba Tambo Stereo durante horas. "Había algo que te llamaba la atención, el lenguaje, las canciones viejitas que ponían..." Un día que sorteaban unos tickets para un concierto decidió llamar a la emisora para participar, y ganó. Gracias a ello tuvo la oportunidad de conocer a los locutores, que al verla "tan parlanchina" le ofrecieron participar en el programa. Al principio tuvo dudas: no contaba con experiencia, y pensaba que su marido no estaría de acuerdo, pero cuando le dio su apoyo se animó a probar.

Al poco tiempo le dieron su propio programa. En él ha tenido la oportunidad de estar en contacto con la comunidad y hablar de los problemas que les afecta. "Nos llegan las historias de mujeres que trabajan en la limpieza y sus jefes abusan de ellas laboralmente. 'Tienes que trabajar de rodillas, trabajar horas extras'... Es algo que nos llega a todos", cuenta Rosa.

Antes de ayudar a su esposo en su negocio de la construcción, Rosa trabajaba en un salón de uñas. "No te digo que me pagaran mal. Primero empiezas ganando el 50%, pero con todo el esfuerzo que haces, debería ser más. Igual, es matado, tiene que ser rápido... Son cosas a las que una se enfrenta, todo porque necesitas el dinero. Aunquen dicen que el dinero no es la felicidad, es la necesidad que tenemos para resolver varias cosas, el alquiler, la comida, la ropa... Nada de eso es gratis".

Deisy Alvarez, colaboradora en el programa de Rosa, añade: "cometemos el error inmenso de mostrarlo todo bonito, con nuestros vestidos elegantes y los edificios..." Cuando les envía a sus dos hijas en Ecuador los videos de ella con la ropa que tiene que llevar para trabajar en construcción y demolición, "no pueden creerlo", revela.

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De la frontera a la radio: Deisy Alvarez

Deisy llegó a Estados Unidos hace dos años, acompañando a su esposo. A diferencia de Rosa, quien ya no concibe una vida de vuelta en Ecuador, Deisy sí sueña con ahorrar y reunir el dinero suficiente para regresar a su país.

Las palabras de Deisy reflejan otro tipo de duras vivencias. Aunque se esfuerce por pronunciar mensajes de ánimo, sus ojos son incapaces de ocultar un gran pesar.

"Vine como todo inmigrante, en busca de un futuro mejor, suelen decir. Pero desde mi punto de vista, desde que estoy aquí y al ver con mi país, mil veces prefiero mi país", explica Deisy con la voz entrecortada. "Pero por cosas de la vida, por cosas del trabajo, ya estoy aquí y hay que echarle ganas, hacer algún recuerdo y regresar adonde está mi patria, donde me esperan mis niñas, mis padres y los que son míos".

El idioma kichwa actúa de escudo protector. Cuando lo hablan, las miradas de Rosa, Segundo y Deisy cambian, como si sus pesares fueran más livianos. Así lo transmiten a través de la radio, logrando que los inmigrantes que los escuchan vuelvan a sentir las raíces de esta lengua histórica.

Cuando recién acababa de inaugurar la radio, Segundo recibió la llamada de una mujer: "Ustedes de la radio nos tienen enamorados. Mi esposo no duerme, está escuchando todo el día, y apenas que se despierta la escucha otra vez". En aquel entonces no tenían eslogan todavía, pero aquello les dio la inspiración: "la radio que te enamora".


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