Cuando el mandatario se refirió a la masacre en dos mezquitas de Christchurch y reafirmó su apoyo a Nueva Zelanda también aprovechó para atacar nuevamente a los inmigrantes que intentan llegar a Estados Unidos. Los líderes demócratas reaccionaron aseverando que este tipo de declaraciones podrían ser el detonante de nuevos actos violentos y de odio.