Wendy Guzmán, de 21 años, y Josué Geovanni Argueta, de 45, trabajaban juntos y a los dos los mataron el 18 de agosto en un lapso de 46 minutos, entre las 5:50 y las 6:40 am, en dos viviendas diferentes, ubicadas a una distancia de 2.1 millas. El único sospechoso de estos crímenes es Rafael Antonio Hernández, padre de Wendy y empleado de Josué.