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Huracanes

El huracán Andrew destrozó el sur de Miami hace 30 años: hoy la catástrofe sería mayor

El huracán Andrew fue malo. Pero "en realidad es peor ahora que entonces", dice el reconocido meteorólogo Bryan Norcross. Habló con David Adams de Univision Noticias sobre sus recuerdos de Andrew en 1992. Para toda una generación en el sur de Florida, el huracán Andrew fue la tormenta monstruosa que remodeló una región. (Read this article in English)
Publicado 24 Ago 2022 – 05:23 AM EDT | Actualizado 25 Ago 2022 – 05:34 PM EDT
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Era un domingo por la mañana cuando sonó el teléfono en mi apartamento de Miami Beach, hace 30 años, y recuerdo que contesté con bastante cautela, ya que todavía tenía resaca por el exceso de tequila de la noche anterior.

El editor del London Times estaba al teléfono. "David, ¿puedes enviarnos 500 palabras sobre cómo prepararse para un huracán?

Poco sabía yo de eso, pero el huracán Andrew estaba en el mar, a unas 150 millas de distancia. Estaba a punto de pasar a la historia como la tormenta más destructiva -y costosa- que ha azotado Estados Unidos: un huracán categoría 5, con vientos máximos sostenidos de 165 mph.

Esa fue mi primera -y quizás más importante- lección sobre huracanes: en los meses de verano, hay que vigilar el tiempo y estar siempre preparado para lo peor.

Por aquel entonces, estaba recién casado y acababa de llegar a Miami con mi mujer Inés -y Morgan, nuestro gato siamés- a principios de ese mes, y desconocía la temporada anual de huracanes en el Atlántico, que va de junio a noviembre.

He perdido la cuenta de los huracanes que he cubierto desde entonces, pero he aprendido a no bajar nunca la guardia. La temporada de huracanes de este año es un ejemplo clásico, actualmente es el comienzo menos activo en 30 años, con sólo tres tormentas hasta ahora. De hecho, por primera vez desde 1982 no hubo ninguna tormenta con nombre en las siete semanas comprendidas entre el 3 de julio y el 24 de agosto.

Pero, recordemos que en 1992 Andrew fue la primera tormenta con nombre de todo el año.

Escribí mi historia para el Times de Londres, describiendo cómo una carta de parte de la administración del condominio había sido pasado bajo nuestra puerta anunciando 'evacuación obligatoria'. El huracán venía directamente hacia nosotros.

Primera lección, nunca abandones a tu gato

En mi relato escribí: " Cogimos algo de ropa y comida y nos fuimos a casa de un amigo, después de despedirnos con tristeza de nuestro gato".

Al día siguiente, algunos lectores se quejaron al periódico del corresponsal en Miami, ese que había abandonado a su mascota a puertas de un desastre natural.

Nadie me creyó cuando traté de explicar que el gato, de hecho, había venido con nosotros al final, por insistencia de mi esposa. Pero en aquella época no teníamos Internet ni correo electrónico y no tuve tiempo de llamar al periódico para actualizar la nota.

Acabamos evacuando a la casa de un amigo de un amigo en Coral Gables, cuya casa daba a un canal. Le ayudamos a poner persianas y a amarrar su barco con la holgura justa para permitir que se adaptara a la subida de la marea que vendría con la tormenta. También aparcamos nuestros autos en el garaje de su oficina, y nos preparamos para la llegada de Andrew.

Pasé esa noche transmitiendo para la BBC a la luz de las velas después de que se fuera la electricidad. Mi mujer se escondió en un armario con el gato.

La legendaria transmisión de Bryan Norcross durante el huracán Andrew

Yo tenía una radio con pilas y me pasé la noche escuchando la tranquila voz del más destacado meteorólogo de televisión en Miami, Bryan Norcross, a quien se le atribuye haber salvado muchas vidas durante Andrew. Sus consejos a los oyentes sobre cómo mantenerse a salvo llevando un colchón al baño y colocándolo sobre sus cabezas en la bañera, son legendarios y se recuerdan (y repiten) hoy en día.

La semana pasada hablé con Norcross, que ahora tiene 71 años, sobre sus recuerdos de Andrew, las lecciones aprendidas y cómo se las arregló para permanecer en antena durante toda esa noche.

Explicó que cuando en 1990 llegó a trabajar en la filial de NBC en Miami, convenció a la emisora para que se preparara para el siguiente gran huracán.

"Hasta ese verano de 1992 pasamos dos años y medio, haciendo planes, poniendo sistemas de reserva", dijo. " Estábamos preparados como ninguna cadena de televisión lo ha estado nunca para un huracán", añadió.

Para ello, se instaló una línea telefónica exclusiva con una emisora de radio situada al norte de Mami, en Fort Lauderdale, para que la emisora pudiera seguir escuchando si los espectadores perdían la señal de televisión. Otra línea se dirigía a un radar situado aún más al norte, en West Palm Beach, por si el radar de Miami fuera destruido (como efectivamente ocurrió durante Andrew).

Su estudio en el centro de la ciudad era un viejo teatro reconvertido de los años 20. "Me preocupaba el techo, así que propuse trasladarme a un armario de almacenamiento que acabó llamándose 'el búnker'", me dijo Norcross.

El 'cono de incertidumbre' de Andrew

Norcross me hizo sentir un poco mejor sobre mi falta de preparación en 1992 cuando me dijo que incluso los pronosticadores no se tomaron muy en serio a Andrew al principio. Fue en estos días que Norcross lanzó su primera versión del ahora famoso gráfico del 'cono de incertidumbre' con forma de helado que los pronosticadores utilizan ahora en los mapas para mostrar la posible trayectoria de una tormenta.

Andrew no parecía suponer un gran riesgo, ya que apenas se mantenía en la categoría de tormenta tropical con vientos de sólo 65 kilómetros por hora.

"Estuve trabajando esa semana con regularidad desde el momento en que se nombró por primera vez a principios de la semana. Lo veía todos los días, aunque realmente no tenía ninguna preocupación", dijo Norcross.

El Centro Nacional de Huracanes envió el jueves su avión 'cazador de huracanes' para observar de cerca a Andrew. "No pudieron encontrar una circulación cerrada", dijo Norcross, describiendo la apretada espiral que es típica de los huracanes.

El viernes por la tarde seguía siendo sólo una tormenta tropical. Norcross advirtió a los espectadores, especialmente a los navegantes, de que se avecinaba un fin de semana lluvioso. Eso fue todo.

Andrew amenaza repentinamente con convertirse en un desastre natural

Sólo el sábado por la mañana empezó a surgir la posibilidad de un desastre mayor. Apenas 48 horas antes de tocar tierra, Andrew se convirtió de repente en un huracán categoría 1, con vientos de 75 mph.

"A mediodía de ese día es cuando salí en la televisión, respondiendo a las preguntas de la gente. A las 11 de la noche, estaba claro que iba a llegar al condado de Miami-Dade.

"La tormenta era cada vez más fuerte", dijo. "Las probabilidades eran que el sábado íbamos a tener un huracán. Incluso entonces, nunca previmos lo que ocurrió", dijo Norcross.

No fue hasta el domingo por la noche cuando Norcross advirtió a los oyentes: "Este va a ser el peor desastre natural de Estados Unidos".

¿Qué se le dice a los oyentes cuando se acerca un huracán?

Mientras se preparaba para la temporada de huracanes de 1992, Norcross también empezó a pensar en lo que les diría a los oyentes, suponiendo que la emisora pudiera permanecer en el aire durante el ciclón.

El lunes por la mañana eso era una realidad. "Empecé a devanarme los sesos pensando que si estás en tu casa... ¿qué vas a hacer con una tormenta que se avecina a las dos de la madrugada? y se me ocurrió la idea del colchón", dijo.

Improvisando se lo dijo a sus oyentes: "'Bien, esto es lo que quiero que hagas. Quiero que saques el colchón de la cama y te pongas debajo de él y lo aguantes".

Fue una idea que Norcross dice haber tomado de un excelente libro sobre el gran huracán de Florida de 1926, del autor LT Reardon.

Norcross transmitió casi sin parar durante toda la noche y todo el día del lunes.

Los huracanes son como el sonido de un tren que pasa

En algún momento de esa madrugada del 24 de agosto, mientras escuchaba a Norcross, empecé a oír que el viento se convertía en un rugido, doblando a las palmeras y podía oír que las ramas de los árboles empezaban a resquebrajarse. Muchos han comparado ese rugido con el sonido del paso de un tren.

No necesité un colchón en el lugar en el que me encontraba, ya que la pared del ojo del huracán pasó a unos pocos kilómetros al sur.

Por suerte, mi línea telefónica nunca se cortó. En aquella época teníamos viejas líneas fijas de cobre que funcionaban sin necesidad de estar enchufadas a la electricidad.

Al día siguiente, las calles exteriores estaban intransitables, con una jungla de ramas de árboles y cables eléctricos caídos.

Helado en la nevera, el sueño

de cualquier sobreviviente de un huracán

Con la ayuda de un ejército de vecinos, equipados con sierras, nos las arreglamos para salir ese mismo día y volver a Miami Beach.

Milagrosamente, nuestro apartamento estaba intacto. Había electricidad, aire acondicionado y helado en la nevera.

Pasé las siguientes semanas viajando por el sur a los barrios más afectados: Homestead, Country Walk, Naranja Lakes y Leisure City.

Urbanizaciones enteras habían sido arrasadas, dejando sólo los cimientos de hormigón. El número de muertos ascendería a 65 cuando Andrew se fue, dejando 27,000 millones de dólares en daños.

Norcross permaneció en el aire hasta las 11 de la mañana del día siguiente. Después de echarse una siesta en el suelo, volvió al estudio.

Uno de sus recuerdos más fuertes es el de una casa arrasada en la que lo único que quedaba en el patio trasero era un viejo teléfono Princesa de color turquesa, todavía conectado a la línea. "Lo cogí y había tono de llamada. De alguna manera, el cable seguía funcionando", dijo. "Incluso en las zonas destruidas. Por lo general, alguien del bloque tenía un teléfono que funcionaba. Eso no ocurre y una tormenta así", añadió.

Norcross sigue viviendo en Miami Beach y ahora trabaja para el canal del tiempo, Fox Weather.

Los huracanes y la vulnerabilidad de la tecnología digital moderna

Irónicamente, estos días Norcross dice que una de sus grandes preocupaciones es la vulnerabilidad de la tecnología digital moderna, a pesar de todos los avances en datos y herramientas de previsión meteorológica.

"La infraestructura que teníamos allí era analógica y más robusta que entonces la infraestructura digital que tenemos hoy. No hay forma de que el internet ni el sistema de telefonía móvil funcione", dijo.

"Por estas razones, más el sistema de medios de comunicación fracturado que tenemos, en el que la gente recibe pequeños trozos de información de diferentes fuentes, lo que realmente sólo conduce a la confusión, al final, nuestra capacidad de comunicación antes, durante y después de una tormenta es mucho más débil ahora que en 1992", añadió.

Andrew hizo que los códigos de construcción fueran más estrictos y que el sistema de gestión de emergencias estuviera mucho más coordinado. Sin embargo, los seguros siguen siendo un problema enorme. Después de aquel huracán, muchas de las principales compañías de seguros abandonaron el estado.

Y, señala Norcross, el desarrollo costero desenfrenado de condominios de lujo significa que "hay muchas más infraestructuras valiosas en peligro".

A menudo se olvida, añade, lo que ocurre cuando las personas que viven en edificios altos en zonas inundadas quedan atrapadas en el edificio por una gran marea de tormenta. "Aunque la gente esté a salvo, no hay electricidad, no hay agua, no hay comunicaciones. Las carreteras están intransitables en el exterior. Los coches que estaban en la calle están todos inundados y sin valor. Una ambulancia no puede llegar al edificio", dijo.

La conclusión, dice, es que aunque pensemos que estamos más preparados, no lo estamos.

"Hay mucha más gente que puede quedarse tirada después de una gran tormenta. El resultado de todo esto es que ahora es peor que entonces".

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