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Salud Mental

Escuelas de Seattle demandan a redes sociales por su papel en el deterioro de la salud mental de los jóvenes

Un distrito escolar de Seattle ha presentado una demanda para que los gigantes tecnológicos propietarios de Instagram, Facebook, YouTube, SnapChat y TikTok tomen responsabilidad por su papel en la crisis de salud mental entre los jóvenes.
Publicado 12 Ene 2023 – 12:26 PM EST | Actualizado 12 Ene 2023 – 12:26 PM EST
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En lo que podría ser el principio de un necesario cambio de rumbo en el uso de las redes sociales entre los más jóvenes —y, por extensión, en el resto de la sociedad— las escuelas públicas de Seattle (en el estado de Washington, cuna de empresas como Microsoft o Amazon) presentaron el viernes una demanda de 91 páginas en la que afirman que las empresas de redes sociales se están aprovechando de la vulnerabilidad de los jóvenes, y tienen que asumir su responsabilidad por la crisis de salud mental.

Las escuelas públicas —un centenar, con unos 50,000 estudiantes—acusan a las tecnológicas de empeorar la salud mental y los trastornos de conducta, como la ansiedad, la depresión, los trastornos alimentarios y el ciberacoso; así como de dificultar la educación de los estudiantes; y de obligar a las escuelas a tomar medidas como contratar a más profesionales de la salud mental.

"Los demandados han explotado con éxito los cerebros vulnerables de los jóvenes, enganchando a decenas de millones de estudiantes de todo el país en circuitos de retroalimentación positiva de uso excesivo y abuso de las plataformas de medios sociales", dice la demanda. "Peor aún, el contenido que los demandados seleccionan y dirigen a los jóvenes es con demasiada frecuencia perjudicial y explotador".

Contenido dañino en redes sociales

La demanda no se refiere a lo que otras partes digan en las plataformas, pero acusa a las redes sociales de “recomendar y promover afirmativamente contenido dañino para los jóvenes, como contenido pro-anorexia y desórdenes alimenticios".

Entre 2009 y 2019, un 30% más de alumnos de las escuelas de Seattle declararon sentirse tan tristes o desesperanzados casi todos los días durante dos semanas seguidas o más que dejaron de hacer algunas actividades típicas, según la demanda.

Por eso, este distrito escolar pide a los tribunales que ordenen a las empresas que dejen de crear estas molestias públicas, que conceda una indemnización por daños y perjuicios y que pague la educación preventiva y el tratamiento del uso excesivo y problemático de las redes sociales.

Los jóvenes, argumenta la demanda, son más vulnerables a ser manipulados porque sus cerebros todavía no controlan sus impulsos y son más inmaduros emocionalmente. Por otra, parte, estas plataformas promueven retos virales absurdos y peligrosos, como el reciente de la patata picante o el de hervir pollo con medicamentos que han resultado en numerosas visitas al hospital.

El colectivo, que sigue los pasos de otras demandas, busca crear un grupo de presión como el que fue arrinconando a la industria del tabaco. La comparación no es vana . Su nocividad es tal que algunos establecen un paralelismo entre la industria de la tecnología y las tabacaleras antes de que saliera a la luz el vínculo entre el tabaco y el cáncer.


Instagram, un peligro para los niños y la democracia

Estas acusaciones tienen un largo recorrido. Facebook sufrió un escrutinio público hace algo más de un año a raíz de las declaraciones de Frances Haugen, una exempleada que denunció que esta red social e Instagram (hoy ambas bajo el paraguas de Meta) son un peligro para los niños y la democracia que ponen sus ganancias astronómicas antes que las personas.

Los documentos internos revelados por la denunciante mostraron que la empresa sabía que Instagram afectaba negativamente a los adolescentes, y que emporaba pensamientos suicidas y trastornos alimentarios. “Estoy aquí hoy porque creo que los productos de Facebook dañan a los niños, avivan la división y debilitan nuestra democracia. Los líderes de la empresa saben cómo hacer que Facebook e Instagram sean más seguros, pero no emprenderán los cambios necesarios porque han puesto sus ganancias astronómicas antes que las personas", dijo Haugen en una comparecencia ante el Senado.

Los investigadores llevan años documentando lo perjudicial que es Instagran en lo que respecta a la imagen corporal. Varios de sus propios creadores mostraron su espanto tiempo atrás, y alguno llegó a comparar las redes sociales con la heroína, de puro adictivas. Sean Parker, uno de los fundadores de Facebook, dijo ya a finales de 2017 que “ solo Dios sabe lo que Facebook está haciendo al cerebro de nuestros hijos”.

Como una plaga de langostas

Un grupo de expertos denunció en 2021 que las redes sociales suponían “ un peligro para la humanidad” que, como las langostas, devoran todo lo que encuentran a su paso.

Estos expertos señalaban en un artículo escrito conjuntamente que, mientras hay cada vez más conciencia de cómo afectan las redes sociales a la salud mental de los individuos, y especialmente a los más jóvenes (como denunciaba la exempleada Haugen), todavía no ha adquirido fuerza la discusión pública sobre los gigantescos cambios estructurales que están produciendo. Los autores pedían que se trate el estudio del impacto a gran escala de la tecnología en la sociedad como una “disciplina de crisis”, tal y como se hace con, por ejemplo, el cambio climático.

Los suicidios se convirtieron en 2018 en la segunda causa de muerte para la población entre los 10 y los 24 años en EE UU, que algunos estudios relacionan con las redes sociales, aunque el vínculo de causa y efecto no está probado. La Academia Estadounidense de Pediatría declaró la emergencia nacional a finales de 2021, después de ver un “dramático incremento” en las visitas de los servicios de emergencia para atender casos de salud mental, que incluía intentos de suicidio.


¿Qué sucedió para que tantos adolescentes, en tan poco tiempo, se sintieran deprimidos, intentaran suicidarse o se suicidaran efectivamente? “Después de revisar varias encuestas extensas hecha a jóvenes en busca de pistas, encontré que todas las posibilidades se remontaban a un cambio importante: el repentino ascenso del teléfono inteligente”, dijo Jean Twenge, una psicóloga que lleva años analizando el fenómeno.

“Lo que percibimos como una adicción es parte de algo mucho más grande. Es parte de un problema invisible que afecta a toda la sociedad. Facebook, Twitter, Instagram y Google han creado productos que han tenido un impacto positivo en todo el mundo. Pero estas empresas también han creado una carrera por nuestra atención infinita. Lo necesitan para hacer dinero. Forzados a rendir más que su competencia, usan técnicas de persuasión para mantenernos pegados”, señalaba un grupo de pioneros disidentes en un acto titulado La verdad sobre la tecnología: Cómo consigue tener a los niños enganchados.

De todas las redes sociales, Instagram podría ser la más dañina, según un estudio que indica que es la que más perjudica la salud mental de los jóvenes porque genera ansiedad, baja autoestima y otros problemas. “Instagram glorifica la vida perfecta, erosionando la autoestima”, escriben los disidentes de Silicon Valley. Pero no es la única.

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