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Envejecimiento

¿Envejeces rápido? La edad biológica es el mejor indicador de salud que el número de años vividos

Aunque la edad es el principal factor de riesgo de varias enfermedades crónicas, no es un indicador fiable de la rapidez con la que el cuerpo se deteriorará. Existe una diferencia entre la edad cronológica (el número de años de vida) y la edad biológica (la capacidad física y funcional).
19 Mar 2023 – 10:47 AM EDT
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¿Te has levantado alguna vez y has pensado: "Cuando era más joven, podía sobrevivir con sólo cuatro horas de sueño, pero ahora parece que necesito diez"? ¿O alguna vez has salido del gimnasio y has "sentido" las rodillas?

Casi todo el mundo experimenta este tipo de signos de envejecimiento. Pero hay algunas personas que parecen desafiar a su edad. La difunta jueza del Tribunal Supremo de Estados Unidos Ruth Bader Ginsberg permaneció en el banquillo hasta su muerte a los 87 años. La juez de "Great British Bake Off" Mary Berry, a sus 80 años, sigue inspirando a gente de todo el mundo a cocinar y disfrutar de la vida. Y el actor Paul Rudd fue nombrado "Hombre vivo más sexy" por la revista People en 2021, a los 52 años, aunque sigue pareciendo un treintañero. ¿Es entonces la edad sólo un número?


Los investigadores se han centrado mucho en comprender las causas y los factores de riesgo de las enfermedades relacionadas con la edad, como el Alzheimer, la demencia, la osteoporosis y el cáncer. Pero muchos ignoran el principal factor de riesgo de todas estas enfermedades: el propio envejecimiento. Más que cualquier factor de riesgo individual, como el tabaquismo o la falta de ejercicio, el número de años vividos predice la aparición de enfermedades. De hecho, el envejecimiento multiplica por mil el riesgo de padecer múltiples enfermedades crónicas.

Sin embargo, no hay dos personas que envejezcan igual. Aunque la edad es el principal factor de riesgo de varias enfermedades crónicas, no es un indicador fiable de la rapidez con la que su cuerpo se deteriorará o de lo susceptible que es a las enfermedades relacionadas con la edad. Esto se debe a que existe una diferencia entre la edad cronológica, es decir, el número de años de vida, y la edad biológica, es decir, la capacidad física y funcional.

Soy una científica interesada en redefinir la "edad". En lugar de medir la edad cronológica, mi laboratorio se dedica a medir la edad biológica. La edad biológica es una medida más precisa de la duración de la salud, o de los años vividos con buena salud, que la edad cronológica, y no se correlaciona directamente con las arrugas y las canas. Las personas que envejecen con rapidez experimentan un deterioro funcional más rápido que su edad cronológica.

Mi abuela, que vivió hasta los 83 años pero estuvo postrada en cama y no podía recordar quién era durante los últimos años de su vida, era una persona de envejecimiento rápido. Mi abuelo, por otro lado, también vivió hasta los 83 años, pero era activo, funcional e incluso hizo los deberes conmigo hasta que falleció: era un envejecimiento saludable.

Con el crecimiento sin precedentes de la población mundial que envejece, creo que averiguar cómo medir la edad biológica y cómo mantener o retrasar su avance es fundamental no sólo para la salud individual, sino también para la salud social, política y económica de nuestra sociedad. Detectar precozmente a los que envejecen con rapidez ofrece la oportunidad de retrasar, cambiar o incluso invertir la trayectoria del envejecimiento biológico.


Genética y edad biológica

El envejecimiento biológico es polifacético. Surge de una compleja mezcla de rasgos genéticos y se ve influido por factores como la composición del microbioma, el medio ambiente, el estilo de vida, el estrés, la dieta y el ejercicio.

Antes se pensaba que la genética no influía en el envejecimiento o la longevidad. Sin embargo, a principios de la década de 1990, los investigadores comunicaron los primeros estudios que identificaban genes capaces de alargar la vida de un pequeño gusano redondo. Desde entonces, múltiples observaciones apoyan la influencia de la genética en el envejecimiento.

Por ejemplo, los hijos de padres longevos e incluso los que tienen hermanos longevos tienden a vivir más. Los investigadores también han identificado múltiples genes que influyen en la longevidad y desempeñan un papel en la resiliencia y la protección frente al estrés. Entre ellos se encuentran genes que reparan el ADN, protegen las células de los radicales libres y regulan los niveles de grasa.

Sin embargo, los estudios en gemelos idénticos -que comparten los mismos genes pero no exactamente la misma esperanza de vida- demuestran que los genes no son el único factor que influye en el envejecimiento. De hecho, es probable que los genes sólo representen entre el 20% y el 30% de la edad biológica. Esto sugiere que hay otros parámetros que pueden influir mucho en el envejecimiento biológico.

Efectos ambientales y del estilo de vida

Los investigadores han descubierto que los factores ambientales y de estilo de vida influyen mucho en la edad biológica, como la conexión social, los hábitos de sueño, el consumo de agua, el ejercicio y la dieta.

Las relaciones sociales son esenciales para el bienestar a lo largo de la vida. Pero las conexiones sociales pueden ser difíciles de mantener a lo largo del tiempo debido a la pérdida de familiares y amigos, la depresión, las enfermedades crónicas u otros factores. Varios estudios han puesto de manifiesto una estrecha relación entre el aislamiento social y el aumento del estrés, la morbilidad y la mortalidad.

Del mismo modo, la dieta y el ejercicio influyen mucho en la edad biológica. Las zonas azules, que son áreas del mundo donde la gente vive mucho tiempo, atribuyen el éxito de su envejecimiento a la dieta, el ejercicio y las relaciones sociales. Las comidas principalmente vegetales y las rachas de actividad a lo largo del día son "secretos" bien conocidos de la duración de la salud y la longevidad. Aunque los estudios más recientes sobre los efectos en la longevidad de intervenciones dietéticas como el ayuno intermitente y la alimentación restringida en el tiempo no se han sometido a pruebas rigurosas, muestran múltiples beneficios para la salud, como una mejor regulación de la glucosa y la insulina.

Cómo medir la edad biológica

En la actualidad, no existe ninguna prueba eficaz para predecir la trayectoria de salud de un individuo con suficiente antelación para poder intervenir y mejorar su calidad de vida con la edad. Los científicos están interesados en identificar una molécula que sea lo suficientemente sensible y específica como para servir de huella dactilar única de la edad biológica.

En los debates sobre la edad biológica es importante tener en cuenta la salud y la resiliencia del individuo en lugar de centrarse únicamente en el estado de la enfermedad. La resiliencia es el estado de adaptación y recuperación ante un problema de salud y suele ser más predictiva de la salud funcional. Una huella molecular del envejecimiento puede proporcionar una herramienta que ayude a identificar a las personas con menor capacidad de recuperación y que requieren un seguimiento más agresivo y una intervención precoz para preservar su salud y ayudar a reducir las disparidades sanitarias entre sexos, razas y etnias.

Hay varios marcadores moleculares prometedores que pueden servir como huellas dactilares biológicas de la edad.

Uno de estos marcadores son los relojes epigenéticos. La epigenética son modificaciones químicas del ADN que controlan la función de los genes. Varios científicos han descubierto que el ADN puede quedar "marcado" por grupos metilo en un patrón que cambia con la edad y que podría actuar como indicador del envejecimiento.

Sin embargo, es importante señalar que, aunque los relojes epigenéticos han resultado valiosos para predecir la edad cronológica, no equivalen a la edad biológica. Además, no está claro cómo funcionan estas marcas epigenéticas ni cómo contribuyen al envejecimiento.

Otro conocido marcador de la edad biológica es la acumulación de células disfuncionales denominadas células senescentes o zombis. Las células se vuelven senescentes cuando experimentan múltiples tipos de estrés y quedan tan dañadas que ya no pueden dividirse, liberando moléculas que causan inflamación crónica de bajo grado y enfermedades.

Los estudios en animales han demostrado que deshacerse de estas células puede mejorar la esperanza de vida. Sin embargo, aún se desconoce qué define claramente a las células senescentes en los seres humanos, lo que dificulta su seguimiento como medida de la edad biológica.

Por último, el cuerpo libera metabolitos únicos, o huellas químicas, como subproductos del metabolismo normal. Estos metabolitos desempeñan un papel dinámico y directo en la regulación fisiológica y pueden informar sobre la salud funcional. Mi laboratorio y otros están averiguando la composición exacta de estas sustancias químicas para determinar cuáles pueden medir mejor la edad biológica. Aún queda mucho por hacer no sólo para identificar estos metabolitos, sino también para entender cómo afectan a la edad biológica.

Hace tiempo que se busca la fuente de la juventud. Aún se desconoce si existe tal elixir. Pero la investigación está empezando a demostrar que retrasar la edad biológica puede ser una forma de llevar una vida más sana y plena.

Aditi Gurkar, Profesora de Medicina Geriátrica, University of Pittsburgh
Este artículo ha sido publicado por The Conversation bajo licencia Creative Commons. Lee el artículo original.

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