Te escribo a vos para contarte lo que nunca te dije

Hoy te escribo desde lo más profundo de mi ser para contarte cosas que he callado, y aunque sé que vos también las sabés, nunca antes hemos sido capaces de hablarlas de frente.

Durante años me sentí extraña por tu compañía, debo admitirlo. Cuando nos encontramos, ya sabía que vendrías y te esperaba. Tenía miedo, pero muchas ganas de conocerte. Me dijeron que no hablara de vos, que te ocultara, que nadie debía saber de vos. También me felicitaron y me dijeron que gracias a vos me estaba convirtiendo en una mujer. ¿Cómo se interpreta eso cuando sos sólo una niña?

Así crecí. A veces manchando las sábanas, en otros momentos sintiendo dolores inexplicables o con ganas de morfarme de todo lo que aparecía en mi camino; poco a poco nos fuimos uniendo y conociendo. Como en cualquier relación, día a día, años tras años, trabajamos para aceptarnos la una a la otra.

Siempre has significado para mí una montaña rusa de emociones. Me has llevado a lugares muy bajos y también a otros muy altos. Y debo ser honesta con vos, no ha sido fácil.

Recuerdos tenemos miles, ¿no? Las manchas en las polleras, las miradas de complicidad con las chicas cuando intercambiamos alguna toallita, los momentos deliciosos con alguna pareja, o los estornudos que se sienten como las cataratas del Niágara… vos sabés de lo que hablo.

Los días han sido raros, más ahora. Como mujer me siento obligada a tener un discurso “disruptivo”, a estar “woke”, a no decir algo que no sea políticamente correcto, pero ¿quién más que vos para conocerme? Vos, que me conocés desnuda, sangrante, creciendo, cambiante, que recorrés mi cuerpo desde las entrañas hasta el exterior, una vez al mes o cuando querés. Sabés que hemos probado todo para mejorar esta relación, las toallitas, los tampones y hasta el free bleeding, ¿por qué nadie me avisó que esto sería tan complicado?

Hoy te quiero contar que me pido disculpas a mí por sentir vergüenza o por sentir que no quería verte, por desear que no llegaras, por desear que no dolieras, por ocultarte o por quejarme de vos.

Esta es mi bandera blanca para decirte gracias. Te agradezco por los buenos momentos, te agradezco por llegar cuando tenía miedo por ese “pequeño accidente”, también por todas las veces que me hiciste sentir viva y que me recordaste que la vida tiene sentido cuando sentimos y que si nada me pasa es porque no estoy viviendo.

Nos quedan años juntas, nos queda mucho desarrollo y mucho más por conocernos.

También es un aviso o un recordatorio para que duelas lo que tengas doler, para que dures lo que tengas que durar y para que vengas cuando quieras. No soy yo quien te va a poner más presión, nunca más.

Gracias por acompañarme y por forzarme a conocerme. Por vos sentí motivación a investigar y a buscar alternativas para mí como Nosotras, y en esa búsqueda me di cuenta de que no estoy sola, que somos millones, que todas tenemos algo que contar y que quienes vivimos esto de ser mujeres tenemos #historiasdeuteros que merecen la pena ser escuchadas.

Te invitamos a ver este increíble video y a contarnos ¿qué genera en vos?¿Cuál es tu historia? Nos interesa conocer tu opinión y también nos encantaría saber si tenés algo qué decirte a vos misma y a tu útero.