Hubo un tiempo en que cosas como un parabrisas roto y problemas menores en el motor no salían en las noticias. Pero eso cambió en enero, cuando se desprendió un panel en un avión de Alaska Airlines. Aunque los pilotos consiguieron aterrizarlo de forma segura y no hubo muertos ni heridos graves, la preocupación por la seguridad aérea, especialmente con los aviones Boeing, no ha disminuido desde entonces.