Antonio Vento nació con epidermólisis ampollosa distrófica, una rara condición genética que afecta a poco más de tres millones de personas en todo el mundo y que ocasiona ampollas dolorosas en todo el cuerpo. Debido a esta enfermedad, el menor de 14 años empezó a perder la visión de manera paulatina, pero gracias a la intervención de un especialista, que probó un medicamento que aún está en ensayos clínicos, el adolescente volvió a ver la luz del día.